No sé que fue más intimidante del neurocirujano que tenía frente a mí, si su diagnóstico o su rostro al comunicármelo: "Señor Cabrera, tendremos que dormirle…" Interrumpí para decirle: Desde que mi madre lo hacía siendo un bebé, nadie lo ha hecho. Prosiguió: "Le aplicaremos quimioterapia por el temporal izquierdo…" ¿Por que no arquitectorapia? Pues de química se poco, añadí.
Logré arrancarle una sonrisa al judío, y me dijo: "Con ese espíritu facilitas mi trabajo, y sobrellevara la caída del cabello…" ¡No se preocupes, me queda poco!
"Sr. Cabrera, recuerdas que otro efecto es la pérdida del apetito, y nauseas…" Me llevará a nuevas dimensiones a través del ayuno.
He vivido a la sombra de Dios, de las manos de seres maravillosos que me privilegian llamarlos familia y amigos; y así, frente al sol, quiero seguir hasta (como diría mi amigo Dionny Cabrera) cumplir mi ciclo.
Pablo sintetiza su existencia así:
"Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Filipenses 1:21
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