Guillermo Peña
Concurrimos a un nuevo torneo electoral sin una Ley de Partidos Políticos y sin una nueva Ley Electoral que regule a los partidos políticos. La elite política de los partidos tradicionales no tuvo voluntad política para aprobarla. Y no lo hizo porque simplemente no quería limitaciones para su financiamiento. EL PLD no quiso como tampoco el PRD, hoy PRM, no quiso aprobarla en su momento de mayoría congresional.
Las consecuencias de no tener instrumentos legales que regulen de manera estricta a los partidos políticos y las elecciones serán las siguientes: un aumento del dinero del narcotráfico en las campañas, la utilización de los recursos del Estado del gobierno y de la oposición (recordemos que la oposición tiene Diputados y Alcaldes), más campañas negativas y sucias del partido de turno y de la oposición, publicación de encuestas falsas, una acentuación de los insultos y las descalificaciones personales, falta de debate de propuestas, y finalmente se percibirá un acrecentado transfuguismo político y clientelismo que es el sustento de estos viejos partidos.
El uso y abuso de los recursos del Estado para favorecer la reelección presidencial ahora es que viene de a duro. Hipólito los utilizó en el 2004 y perdió, Leonel los utilizó en el 2008 y ganó, y ahora Danilo también lo está utilizando. ¿Podrá vencer el Estado de nuevo?
Los escenarios electorales a cuatro meses de las elecciones ya están claros. Igual que en las elecciones pasadas, el 90% de los votos se va a concentrar en la coalición PLD-PRD y en la coalición PRM-PRSC. El 10% restante se repartirá en los partidos minoritarios Alianza País, Opción Democrática-APD, FNP y PQDC. El gran debate es si habrá o no segunda vuelta.
El PLD tiene un candidato-presidente con buena popularidad a pesar de que ha bajado según encuestas, y cuenta con los recursos del Estado para obtener el voto clientelar. En cambio los candidatos de la oposición se encuentran divididos y con pocos recursos.
Es muy difícil que el PLD pierda las elecciones, pero todavía existe la duda de si podrá o no la coalición PRM-PRSC y los partidos Alianza País, Opción Democrática-APD, FNP y PQDC fragmentar el voto para provocar una segunda vuelta electoral. El voto en contra del PLD se va a concentrar mayoritariamente en el PRM-PRSC. La pregunta es si ese voto podrá forzar la segunda vuelta.
Visto estos dos bloques antagónicos PLD-PRD vs. PRM-PRSC es muy difícil que un tercer bloque pueda lograr un 10%. Por eso Alianza País y Opción Democrática-APD deben aliarse para aunar esfuerzos en un bloque progresista, y la FNP y PQDC también deben aliarse para formar un bloque conservador.
Las elecciones del 2016 no serán muy diferentes a las 2012. EL PLD y el PRM seguirán dominando el escenario electoral, pero con menos votos. Todavía falta mucho por hacer para lograr una ruptura con la partidocracia corrupta y clientelar. Sigamos construyendo ciudadanía…
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