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14 de abril de 2014

Cuatro días, dos países y una experiencia para no olvidar

Autor: LUIS BRITO
El destino final era Fond Parisien (Haití), pero antes, el recorrido comprendía estadía en Barahona para la impartición de talleres sobre técnicas y manejo de la información. El tema central: “Nuevas miradas para la realidad dominico-haitiana, más y mejor periodismo”.
El periplo debió comenzar a las 8:30 de la mañana desde la sede de la PUCMM. Al menos eso decía el programa, pero la colega y amiga Maricela Portorreal, de CDN, olvidó su pasaporte y todos en el bus esperábamos que su esposo llegara a traerle el valioso documento de viaje. Así ocurrió y pudimos partir casi una hora después de lo acordado.
A favor de Maricela hay que decir que el retraso de salida no varió el desarrollo del programa de actividades que comenzaba en el hotel Costa Larimar. Sin embargo, el grupo de periodistas haitianos, también invitado al encuentro, llegó tarde a Barahona y eso sí modificó el horario de inicio al menos del primer taller.
Los colegas del vecino país alegaron confrontar algunos contratiempos e inconvenientes durante el chequeo migratorio en su paso por la frontera.
Finalmente, aunque con algunas horas de retraso, se dio apertura con la explicación del proyecto a cargo de la coordinadora María Isabel Soldevila. Su paciencia hecha eficacia quedó más que demostrado.
En pocas palabras María Isabel resumió el objetivo del taller binacional de periodistas, el cual, dijo, persigue contribuir a mejorar la cobertura periodística y con ella la percepción ciudadana de Haití y República Dominicana.
Los temas puntuales a tratar fueron migración, frontera, interculturalidad y las relaciones humanas entre dominicanos y haitianos, con un enfoque desde la investigación y la ética. Pero la agenda no tuvo restricción.
Se presentaron herramientas de trabajo actualizadas y se repasaron los fundamentos de la profesión. Además se auspició un intercambio de ideas, fuentes y conocimientos sobre los temas de interés taller.
Tiene el auspicio de la Unesco a través de su cátedra de Comunicación, Democracia y Gobernabilidad con sede en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra que dirige la propia Soldevila. Los fondos los aporta la Unión Europea.
Antes de que el facilitador Javier Valdivia iniciara su intervención, la telegénica Amelia Deschamps, también moderadora, hizo novedoso para el grupo la presentación de cada uno de los participantes a través de la mecánica de gestos y ademanes. Además de entretenido permitió que cada uno de nosotros retuviera los nombres de muchos talleristas, aunque no de todos.
El estilo directo y preciso de Amelia, pero casi veloz al hablar, hizo que rápido el grupo lograra una interconexión y empatía que nunca perdió hasta el final de los cuatro días que duró el taller binacional.
La pericia y dominio de los temas por parte de los expositores fue uno de los  puntos más luminosos. Aquí destacan las intervenciones de la panameña Hena Cuevas, las mejicanas Galia García y Gabriela Warkentin, el peruano (aplatanado aquí) Valdivia y las criollas Deschamps y Solange de la Cruz.
El viernes hubo que madrugar en el hotel. Desocupamos las habitaciones antes de las 6:00 am,  y ya media hora después el gran bus ganaba kilómetros en la carretera con destino a Haití.
El trayecto fue agradable. Chistes y anécdotas no faltaron entre periodistas. Mary Yerlyn Paula, de Telemicro canal 5, se ”aisló” de la chercha para “devorar” todo el camino varios capítulos del libro “Mas Cuentos Escritos en el Exilio”, del profesor Juan Bosch. La “negra” tomó su asiento en posición imperturbable.
Mariela López, quien redujo su “coro” entre Paula y la enérgica y dinámica Dayana Acosta (periódico El Día), era la voz callada representando a La Información de Santiago.
La perspicaz Dayana cobró fama con su peculiar baile el día de la novedosa presentación del grupo, dando una vuelta completa moviendo la cintura. 
Nadie pudo ganarle la cerveza a Valdivia. La apuesta la ganaba si algún periodista dominicano informaba sobre el principal hecho noticio que había ocurrido en Haití ese día, o un comunicador haitiano que comentara sobre la principal noticia de República Dominicana.
Arsenio Taveras, del Programa Informe Meridiano (Dajabón), creyó haber ganado la “apuesta cervecera” cuando dijo que la principal  noticia era la suspensión, ese día, del mercado binacional. Resultó que ya había sido divulgada en ambos lados de la isla, pero igualmente correspondía a un hecho sucedido en medio de los dos países, no exclusivamente en uno de las dos naciones.
Juan E. Thomas, del Listín Diario, mostró más que ninguno su amor por el merengue, cuando durante la noche de karaoke en el hotel exigía a los participantes interpretar ese ritmo. Pero él nunca se atrevió a coger el micrófono para merenguear.
El parlanchin Jhonatan Liriano (El Caribe) quiso hacer gala de su destreza interpretando canciones del ayer,  aunque él disfrutó más “La Copa Rota” que los aplausos que recibió del público al cantarla.
La diminuta pero activa y llena de vigor Teresa Guerrero (Acento digital), dio cátedra de cómo mover la cadera, pero fue en el baile de merengue típico donde dejó a todos estupefactos. Nos preguntamos si sus jefes sabían la gran bailadora que tienen en la redacción.
Heriberto Montilla (7dias.com) pudo recordar su infancia cuando encontró en la frontera a un niño haitiano que con una goma de vehículo practicaba el mismo juego que hace muchos años él disfrutaba en su niñez en un barrio de Santo Domingo.
El bonachón y jovial Luis Villaverde, de CERTV, no solo ayudó al equipo de apoyo con la repartición de las raciones de comida y jugos en el bus. También deleitó a los espectadores con un “concierto” de bachatas que mal cantó en el karaoke.
La inquieta América Ana Cos, de Radio Educativa Dominicana, no tuvo competencia en proyectar su inusual estilo, y se la ingenió para convencer al veterano con el lente Edison Acosta (Radio Santa María), para que le hiciera fotos cual si fuera una cumbre internacional de dignatarios. Hay que reconocer que después del autor de esta crónica, ella fue la que mejor afinó las notas musicales entre quienes nos atrevimos a participar en el karaoke.
La experiencia fue más que maravillosa. Para quienes ya habíamos ido a Haití reforzamos los conocimientos sobre la pobreza, la miseria y la desdicha que se resume en esa mitad de la isla.
Las ideas y los temas a tratar fluyeron en las mentes de todos los que participamos. Volveremos a desarrollar trabajos periodísticos con “nuevas miradas para la realidad dominico-haitiana”.
No puedo terminar sin hacer una mención especial a la asistente de María Isabel Soldevila, Kendry González, responsable de que cada uno de nosotros tuviéramos a tiempo todo cuanto necesitamos, como material de apoyo y otros aspectos logísticos. 

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