Autor: LUIS BRITO
El destino final era
Fond Parisien (Haití), pero antes, el recorrido comprendía estadía en Barahona
para la impartición de talleres sobre técnicas y manejo de la información. El
tema central: “Nuevas miradas para la realidad dominico-haitiana, más y mejor periodismo”.
El periplo debió
comenzar a las 8:30 de la mañana desde la sede de la PUCMM. Al menos eso decía
el programa, pero la colega y amiga Maricela Portorreal, de CDN, olvidó su
pasaporte y todos en el bus esperábamos que su esposo llegara a traerle el
valioso documento de viaje. Así ocurrió y pudimos partir casi una hora después
de lo acordado.
A favor de Maricela
hay que decir que el retraso de salida no varió el desarrollo del programa de
actividades que comenzaba en el hotel Costa Larimar. Sin embargo, el grupo de
periodistas haitianos, también invitado al encuentro, llegó tarde a Barahona y
eso sí modificó el horario de inicio al menos del primer taller.
Los colegas del
vecino país alegaron confrontar algunos contratiempos e inconvenientes durante
el chequeo migratorio en su paso por la frontera.
Finalmente, aunque
con algunas horas de retraso, se dio apertura con la explicación del proyecto a
cargo de la coordinadora María Isabel Soldevila. Su paciencia hecha eficacia
quedó más que demostrado.
En pocas palabras
María Isabel resumió el objetivo del taller binacional de periodistas, el cual,
dijo, persigue contribuir a mejorar la cobertura periodística y con ella la
percepción ciudadana de Haití y República Dominicana.
Los temas puntuales a
tratar fueron migración, frontera, interculturalidad y las relaciones humanas
entre dominicanos y haitianos, con un enfoque desde la investigación y la
ética. Pero la agenda no tuvo restricción.
Se presentaron
herramientas de trabajo actualizadas y se repasaron los fundamentos de la
profesión. Además se auspició un intercambio de ideas, fuentes y conocimientos
sobre los temas de interés taller.
Tiene el auspicio de
la Unesco a través de su cátedra de Comunicación, Democracia y Gobernabilidad
con sede en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra que dirige la
propia Soldevila. Los fondos los aporta la Unión Europea.
Antes de que el
facilitador Javier Valdivia iniciara su intervención, la telegénica Amelia
Deschamps, también moderadora, hizo novedoso para el grupo la presentación de
cada uno de los participantes a través de la mecánica de gestos y ademanes.
Además de entretenido permitió que cada uno de nosotros retuviera los nombres
de muchos talleristas, aunque no de todos.
El estilo directo y
preciso de Amelia, pero casi veloz al hablar, hizo que rápido el grupo lograra
una interconexión y empatía que nunca perdió hasta el final de los cuatro días
que duró el taller binacional.
La pericia y dominio
de los temas por parte de los expositores fue uno de los puntos más luminosos. Aquí destacan las
intervenciones de la panameña Hena Cuevas, las mejicanas Galia García y
Gabriela Warkentin, el peruano (aplatanado aquí) Valdivia y las criollas
Deschamps y Solange de la Cruz.
El viernes hubo que
madrugar en el hotel. Desocupamos las habitaciones antes de las 6:00 am, y ya media hora después el gran bus ganaba
kilómetros en la carretera con destino a Haití.
El trayecto fue
agradable. Chistes y anécdotas no faltaron entre periodistas. Mary Yerlyn
Paula, de Telemicro canal 5, se ”aisló” de la chercha para “devorar” todo el
camino varios capítulos del libro “Mas Cuentos Escritos en el Exilio”, del
profesor Juan Bosch. La “negra” tomó su asiento en posición imperturbable.
Mariela López, quien
redujo su “coro” entre Paula y la enérgica y dinámica Dayana Acosta (periódico
El Día), era la voz callada representando a La Información de Santiago.
La perspicaz Dayana
cobró fama con su peculiar baile el día de la novedosa presentación del grupo,
dando una vuelta completa moviendo la cintura.
Nadie pudo ganarle la
cerveza a Valdivia. La apuesta la ganaba si algún periodista dominicano
informaba sobre el principal hecho noticio que había ocurrido en Haití ese día,
o un comunicador haitiano que comentara sobre la principal noticia de República
Dominicana.
Arsenio Taveras, del
Programa Informe Meridiano (Dajabón), creyó haber ganado la “apuesta cervecera”
cuando dijo que la principal noticia era
la suspensión, ese día, del mercado binacional. Resultó que ya había sido
divulgada en ambos lados de la isla, pero igualmente correspondía a un hecho
sucedido en medio de los dos países, no exclusivamente en uno de las dos
naciones.
Juan E. Thomas, del
Listín Diario, mostró más que ninguno su amor por el merengue, cuando durante
la noche de karaoke en el hotel exigía a los participantes interpretar ese
ritmo. Pero él nunca se atrevió a coger el micrófono para merenguear.
El parlanchin
Jhonatan Liriano (El Caribe) quiso hacer gala de su destreza interpretando
canciones del ayer, aunque él disfrutó
más “La Copa Rota” que los aplausos que recibió del público al cantarla.
La diminuta pero
activa y llena de vigor Teresa Guerrero (Acento digital), dio cátedra de cómo
mover la cadera, pero fue en el baile de merengue típico donde dejó a todos
estupefactos. Nos preguntamos si sus jefes sabían la gran bailadora que tienen
en la redacción.
Heriberto Montilla
(7dias.com) pudo recordar su infancia cuando encontró en la frontera a un niño
haitiano que con una goma de vehículo practicaba el mismo juego que hace muchos
años él disfrutaba en su niñez en un barrio de Santo Domingo.
El bonachón y jovial
Luis Villaverde, de CERTV, no solo ayudó al equipo de apoyo con la repartición
de las raciones de comida y jugos en el bus. También deleitó a los espectadores
con un “concierto” de bachatas que mal cantó en el karaoke.
La inquieta América
Ana Cos, de Radio Educativa Dominicana, no tuvo competencia en proyectar su
inusual estilo, y se la ingenió para convencer al veterano con el lente Edison
Acosta (Radio Santa María), para que le hiciera fotos cual si fuera una cumbre
internacional de dignatarios. Hay que reconocer que después del autor de esta
crónica, ella fue la que mejor afinó las notas musicales entre quienes nos
atrevimos a participar en el karaoke.
La experiencia fue
más que maravillosa. Para quienes ya habíamos ido a Haití reforzamos los
conocimientos sobre la pobreza, la miseria y la desdicha que se resume en esa
mitad de la isla.
Las ideas y los temas
a tratar fluyeron en las mentes de todos los que participamos. Volveremos a
desarrollar trabajos periodísticos con “nuevas miradas para la realidad
dominico-haitiana”.
No puedo terminar sin
hacer una mención especial a la asistente de María Isabel Soldevila, Kendry
González, responsable de que cada uno de nosotros tuviéramos a tiempo todo
cuanto necesitamos, como material de apoyo y otros aspectos logísticos.
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