Desde 1986 se exhorta: “¡Qué falta hace Doña Zaida!” de
aquellas personas que aun la recuerdan con orgullo y admiración.
Zaida Ginebra Lovatón nació en la República Dominicana en
la provincia Puerto Plata, el 27 de enero de 1914, y su esposo fue Don Máximo
Lovatón Pittaluga, abogado de admiración y respeto, que se involucró en el PRD
desde su llegada al país el 5 de julio de 1961 cuando aún no se había
desmontado la dictadura de Trujillo. Don Máximo era cuñado de Trujillo, hermano
de Gina Lovatón, con quien el “jefe” procreó dos hijos fuera de matrimonio.
Presidenta de la Comisión de Espectáculos Públicos durante
ocho años, a partir del 1978.
Fue Directora de la Comisión Nacional de Espectáculos
Públicos y Radiofonía de la República Dominicana. Entidad que regulaba,
filtraba y censuraba (de ser necesario) todo el contenido audiovisual que era
difundido en la radio y la televisión. Cada canción debía someterse a una
rigurosa evaluación antes de ser escuchada en las radios. Asimismo los
programas de televisión eran filtrados por Doña Zaida, antes de salir al aire.
Todo esto con la finalidad de prohibir y censurar todo contenido sugerente o
con doble sentido. Nada escapaba a su escrutinio y su juicio gozaba de la
aprobación de muchos.
Doña Zaida protegió la integridad de hombres, mujeres,
jóvenes y niños de la República Dominicana. Defendió la moral de su país, con
un valor admirable. Amante de la cultura culinaria, de la alta cocina y fina
gourmet, inició un programa matutino de radio, de cocina transmitido por Radio
Comercial. Muy escuchado y dirigido a las amas de casa de clase media. Con un
estilo peculiar saltaba de la cocina a la política con críticas y denuncias
sociales hacia Balaguer y a su gobierno en aquellos tiempos terribles de la
represión política de los 12 años.
Adoraba a Peña Gómez, cuya vida salvó muchas veces cuando
la intolerancia lo perseguía para liquidarlo. En la Revolución del 65, desde la
conspiración contra el Triunvirato hasta el levantamiento del 24 de abril,
estuvo en la primera línea de combate. Su casa de Gazcue fue centro de
operaciones en muchos momentos difíciles de la historia contemporánea.
En 1978 cuando Antonio Guzmán llegó al poder la llamó para
solicitarle colaboración. Le pidió que aceptara la dirección de la Comisión de
Espectáculos Públicos y Radiofonía con autonomía para adecentar la radio y la
televisión.
Zaida impuso en la radio y la televisión todos los
principios de las reglas morales. En forma radical y responsable, cerró
estaciones de radio y televisión, además de cancelar varios carnets de
locutores, por violaciones contra la ética y buenas costumbres. Descartó varias
músicas a los artistas quienes tenían muy de moda música de doble sentido.
Ahora, la radio y televisión presentan la inmoralidad, irrespeto, la falta de
integridad, los malos ejemplos y una abusiva explotación comercial de la
ignorancia de nuestro pueblo. Las palabras y términos vulgares se han
convertido en una moda de mal gusto.
Esta mujer es un ejemplo histórico a seguir, es
impresionante ver a una fémina llena de tanto valor,sin miedo a enfrentarse con
el peligro presentado por parte de la represión política y de enemigos creados
por impedirle o negarle su mala expresión. Es impresionante la rectitud y la
gran profesionalidad que demostró, su valor era tan invaluable que ni palabras,
y mucho menos extorsiones fueron capaz de intimidarla ni de hacerla cambiar de
parecer.
Falleció a los 71 años, en Santo Domingo el 23 de agosto
de 1985.
Texto: fuente externa
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