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28 de febrero de 2025

La Baica de Juan Barrientos

 Miguel Rone


Santiago Y la Barca (Prologo)

El título "La Baica" de la obra de Miguel Rone tiene un significado profundo y simbólico. La palabra "baica" es una deformación o variante del término "balsa" o "barca", que representa un medio de transporte rudimentario y frágil. En el contexto de la novela, la "baica" simboliza el viaje de vida de Juan Barrientos y los desafíos que debe enfrentar a lo largo de su travesía.

Doña Marta es la madre de Juan y su mayor fuente de amor y apoyo. A pesar de las difíciles circunstancias en las que viven, ella siempre trata de brindar a Juan un ambiente de cariño y seguridad. Su amor incondicional es un faro de esperanza para Juan, incluso en los momentos más oscuros.

Doña Marta no solo es una figura maternal, sino también una fuente de inspiración para Juan. Su capacidad para encontrar esperanza en las situaciones más difíciles y su inquebrantable fe en un futuro mejor inspiran a Juan a seguir adelante y luchar por sus sueños.

La relación de Doña Marta con Juan contrasta fuertemente con la de Don Carlos, el padre de Juan. Mientras Don Carlos es negligente y abusivo, Doña Marta representa el lado positivo y cariñoso de la familia. Este contraste resalta aún más el impacto que tiene el apoyo maternal en la vida de Juan.

Doña Marta a menudo hace grandes sacrificios por el bienestar de Juan. Su disposición para poner las necesidades de su hijo por encima de las suyas propias demuestra su profundo sentido del deber y el amor maternal. Estos sacrificios son esenciales para la supervivencia y el desarrollo de Juan.

La vida de Doña Marta está marcada por la lucha constante contra la pobreza y la adversidad. A pesar de estos desafíos, nunca se rinde y siempre busca maneras de mejorar la vida de su hijo. Su fortaleza y determinación son un ejemplo de resiliencia y perseverancia. Doña Marta es un personaje central en "La Baica de Juan Barrientos".

Desarrollo

En esta romántica ciudad de Santiago, al final de la calle José Trujillo Valdez (hoy Restauración) nos encontramos con la hoya del rio Yaque del Norte, donde sus cristalina aguas saltan los fuertes bloques de concreto de un metro cubico de diámetro, como si fueran dados gigantes, cientos de ellos colocados de lado a lado del rio, creando la chorrera que represa el rio.

El fin es llevar suficiente agua al canal de regadío Presidente Trujillo, (El Consejo de Estado dictó la Ley Número 5825 de 1962, que derogó la Ley No.385 de fecha 7 de diciembre de 1940, para que se llamara, Monsieur Bogaert), este canal que irriga los predios agrícolas de la Herradura y La Canela, Hato del Yaque Arriba, y haciendo su paso por el Flumen, que se construyó por órdenes de Trujillo, en el 1938, siendo este, el puente-canal más grande que se haya construido en el país.

Sus aguas al pasar por encima de estos bloques que le tratan de detener, dan un canto sonoro que sirve de arrullo al barrio de “La Joya”, el rio Yaque del Norte que ha pasado mansamente por siglos y siglos en este cauce y ha hecho su recorrido día tras día bordeando la hidalga ciudad de Santiago de los 30 caballeros.

Era en Santiago de los 30 caballeros. Al escribir sobre temas que no son más que narraciones de una época que ha transcurrido y que detalles de ellas son pasado por alto, más cuando se trata de temas sociales que dan hasta vergüenza al narrarlos, entramos a estos en forma de novelas en la cual muchos de nuestros lectores, que son lo más acerbos críticos, se dan por aludidos.

Los personajes son todos ficticios, pero no los hechos, que son parte de las vivencias del autor. Testigos son sus compañeros de infancia, que por una u otra razones niegan los hechos vividos y olvidado (adrede) con el sonrojo de que se escriba en torno a una situación que fue en muchos de los casos una verdad incuestionable.

Es esta la historia de una ciudad enclavada entre las cordilleras Central y Septentrional, al borde occidental del Valle de La Vega Real. Es una ciudad romántica hasta en sus amaneceres, Santiago, lugar único que extasía a todo el que logra posar sus ojos en su nieblas mañaneras, no hay quien pueda no sentir el oteo maternal de su cordillera con su empinado pico de “Diego de Ocampo”, en el lado Norte. En el lado Este otro vigilante más egregio “El Monumento a los Héroes de la Restauración”, pero todo aquel que vivió la pesadilla de la dictadura de Trujillo, recuerda al verlo, la mole de cemento que con dureza te obligaba a acatar las leyes que el régimen de entonces te obligaba cumplir fielmente, te acechaba, esa mole de mal recuerdo que entonces se llamaba; “Monumento a la Paz de Trujillo”.

Santiago de jóvenes valientes y héroes colosales que en todas la historia siempre brilla como ciudad cosmopolita donde el trabajo y el agro son las fuentes de su gran riqueza. Juan evocaba: “Ese es mi Santiago, donde recorría su gran rio; Yaque del Norte, jugué en sus aguas desde Nibaje hasta La Joya, bebí de sus aguas, sufrí en sus aguas, me enamoré en sus aguas profundas y tranquilas al llegar a la Baica.”

Representa las dificultades y la precariedad de la vida de Juan, haciendo alusión a cómo, al igual que una barca rudimentaria, él navega por aguas turbulentas y peligrosas. "La Baica de Juan Barrientos" es una representación simbólica del viaje de la vida de Juan. Como mencioné antes, la "baica" simboliza tanto la fragilidad como la resistencia y la esperanza en la lucha de Juan contra las adversidades.

Aquí nació la historia de Juan Barrientos, por el apellido de su madre Doña Marta Barrientos. Un niño que asido de la falda de su madre es arrastrado a la gran ciudad, abandonados ambos por la desconsideración de un hombre machista que no aceptaba la paternidad, ya que esto le afectaba su hombría en su lugar de origen. Así llego Juan a cumplir con un calvario que él no había escogido.  

A pesar de las dificultades, Juan encontró en su madre, Doña Marta, una fuente de amor incondicional y apoyo. Doña Marta siempre trató de proteger a Juan y brindarle un entorno de cariño, a pesar de las circunstancias adversas. Su amor y fortaleza fueron cruciales para la supervivencia emocional de Juan.

La escuela se convirtió en un refugio para Juan. Aunque enfrentó muchos desafíos, su educación le proporcionó una esperanza de un futuro mejor. Fue en la escuela donde Juan conoció a Pedro, su amigo y confidente, quien también enfrentaba dificultades similares. Juntos, encontraron consuelo y apoyo mutuo. Juan experimenta un crecimiento y una transformación personal significativos. La educación y las experiencias que vive lo moldean, ayudándolo a convertirse en una persona más fuerte y decidida.

La niñez de Juan no estuvo exenta de momentos de desesperación. Hubo tiempos en los que sintió que no había salida, pero la intervención y el apoyo de Doña Marta y Pedro le dieron la fuerza para seguir adelante. Estos momentos de resiliencia fueron cruciales para su desarrollo personal. La relación de Juan con su madre, Doña Marta, es un aspecto crucial de su vida. A través de ella, Juan encuentra el amor y apoyo que necesita para sobrevivir. Su amistad con Pedro también le proporciona un refugio emocional, mostrándole que no está solo en su lucha.

La amistad de Juan con Pedro es un elemento crucial. A través de su conexión, se muestra el poder de la amistad para proporcionar apoyo emocional y esperanza en tiempos difíciles. Uno de los momentos más significativos de la novela es cuando Juan encuentra refugio en la escuela. A través de su educación y su amistad con Pedro, Juan comienza a vislumbrar un futuro más prometedor. Otro evento crucial es el conflicto final con su padre, donde Juan finalmente se enfrenta a Don Carlos, marcando un punto de inflexión en su vida.

La niñez de Juan Barrientos es una historia de lucha y superación. A pesar de los muchos obstáculos que enfrentó, su fortaleza y el apoyo de su madre y amigos le permitieron continuar adelante y luchar por un futuro mejor.

La pobreza fue una constante en la vida de Juan, limitando muchas de sus oportunidades. Sin embargo, su determinación para superar estas barreras fue un tema recurrente en su infancia. La lucha de Juan contra la pobreza es un tema recurrente. Destaca cómo la pobreza puede limitar las oportunidades, pero también cómo la educación y el apoyo pueden abrir nuevas puertas.

Juan Barrientos nació en un hogar marcado por la pobreza y la negligencia. Desde una edad temprana, experimentó la dureza de la vida debido a la falta de apoyo y el abuso de su padre, Don Carlos.

Desde temprana edad, Juan enfrenta una vida llena de desafíos. La negligencia de su padre, Don Carlos, y la pobreza extrema marcan su infancia, obligándolo a madurar rápidamente y a desarrollar una fortaleza interior. Don Carlos es el padre de Juan y el principal antagonista de la historia. Su negligencia y abuso marcan profundamente la vida de Juan, creando un ambiente hostil en el hogar. Su comportamiento es un ejemplo de la influencia destructiva que un padre puede tener cuando no cumple con sus responsabilidades.

Aunque Don Carlos es un personaje negativo, también se muestra como alguien que lucha con sus propios demonios. Insinúa que sus acciones están influenciadas por sus propias experiencias y fracasos, lo que añade una capa de complejidad a su carácter.

Don Carlos simboliza los desafíos y obstáculos que Juan debe superar para alcanzar su independencia y bienestar. El enfrentamiento con su padre representa un punto de inflexión en la vida de Juan, marcando el momento en que toma control de su propio destino. En un punto clave de la novela, Juan finalmente se enfrenta a su padre, Don Carlos. Este enfrentamiento simboliza el comienzo de la independencia de Juan y su rechazo a la vida de abuso y negligencia.

Don Carlos es un personaje complejo y multifacético cuya presencia resalta la importancia de las figuras paternas y el impacto profundo que pueden tener en la vida de un niño. Su antagonismo añade tensión y profundidad a la historia, haciendo que la lucha de Juan sea aún más significativa. La relación entre Don Carlos y Juan está llena de tensiones y conflictos. Juan anhela el amor y el apoyo de su padre, pero en lugar de ello, se enfrenta a la indiferencia y la violencia. Esta dinámica es una de las principales fuerzas motrices de la trama y del desarrollo del personaje de Juan.

Las acciones de Don Carlos no solo afectan a Juan, sino que también influyen en la dirección de la historia. Sus decisiones y comportamientos son catalizadores para muchos de los eventos significativos en la vida de Juan, incluyendo el enfrentamiento final entre ellos.

Uno de los momentos clave en la vida de Juan es su enfrentamiento con su padre, Don Carlos. Este acto de valentía simboliza su rechazo a la vida de abuso y negligencia, y marca el comienzo de su independencia y autodeterminación.

Juan Barrientos es un personaje complejo y profundamente humano, cuya historia de lucha y superación resuena con muchos lectores. Su viaje es un testimonio del poder de la resiliencia y la importancia del amor y el apoyo en tiempos difíciles.

Este entorno hostil lo obligó a madurar rápidamente y desarrollar una fortaleza interior que lo acompañaría a lo largo de su vida. Juan trabajó duro para mejorar su situación y aprovechar las oportunidades que se le presentaban, por pequeñas que fueran. Evoca la lucha diaria de Juan y su capacidad para enfrentar y superar los desafíos, simbolizando el arduo pero esperanzador viaje de la vida.

Aquí supo lo que era el hambre por falta de comida, alimentarse con tizana para mitigar el hambre. Con solo seis años supo lo que era buscase su comida para sobrevivir, echar momentos achicando agua de La Baica, para llegar al otro lado, al pueblo, al basurero de Don Carlos Gallardo ubicado al final de la ciudad próximo al Matadero Municipal, para disputarles a los cerdos sus manjares, que también eran apetecidos por su madre. La "baica" también simboliza el viaje de crecimiento y transformación personal de Juan. Juan madura y se fortalece, enfrentando sus desafíos con valentía y determinación.

La relación de Juan con sus padres muestra cómo el apoyo o la falta de este puede moldear la vida de un niño. El contraste entre el amor de Doña Marta y la negligencia de Don Carlos es particularmente significativo. A pesar de las adversidades y la fragilidad de su situación, Juan muestra una increíble capacidad para resistir.

La historia de Juan Barrientos es un testimonio de la resiliencia humana. A pesar de las dificultades, Juan demuestra una capacidad increíble para sobreponerse a los desafíos.

Cruel ironía con el destino de un niño que apenas abre los ojos para ver la ciudad y sin ninguna seguridad, comienza al trabajo desconsiderado para cargar con una cruz de inquina y de dolor. La niñez de Juan es mejor ignorarla. La niñez de Juan Barrientos está llena de dificultades y dolor que pueden ser difíciles de abordar. Sin embargo, es importante recordar que estos momentos también son fundamentales para comprender su carácter y su capacidad de superación.

Al igual que una balsa rudimentaria, La "baica" representa la fragilidad de su situación y su lucha constante por sobrevivir en un entorno adverso.

A lo largo de la novela, la "baica" también puede interpretarse como el viaje personal de Juan hacia la madurez, superación y autodeterminación. La "baica" se convierte en un símbolo de su perseverancia y de su esperanza en un futuro mejor. Aunque una barca puede parecer frágil, también simboliza la capacidad de resistencia. A pesar de las adversidades, Juan sigue adelante, navegando por las aguas turbulentas de su vida con la esperanza de un futuro mejor.

En la romántica ciudad de Santiago de los 30 Caballeros, al final de la calle Restauración nos encontramos con la hoya del rio Yaque del Norte, donde sus cristalina aguas saltan los fuertes bloques de concreto de un metro cubico de diámetro, como si fueran dados gigantes, cientos de ellos colocados de lado a lado del rio, creando la chorrera que forman estos bloques que dan el canto sonoro que sirve de arrullo al barrio de “la Joya”, estos fueron depositados allí para represar el agua del rio Yaque del Norte que pasa mansamente por siglos y siglos y que hace el recorrido diario bordeando la hidalga ciudad, todo esto con el fin de llevar suficiente agua al canal de regadío Presidente Trujillo.

(El Consejo de Estado dictó la Ley Número 5825 de 1962, que derogó la Ley No.385 de fecha 7 de diciembre de 1940, para que se llamara, Monsieur Bogaert), este canal que irriga los predios agrícolas de la Herradura y La Canela, Hato del Yaque Arriba, y haciendo su paso por el Flumen, que se construyó por órdenes de Trujillo, en el 1938, siendo este, el puente-canal más grande que se haya construido en el país.

Este rio de oro que baño los primeros nativos de esta tierras, hoy con su canto producido por el choque de sus aguas con los bloques de la chorrera, por el barrio de la Joya, donde se instala La Barca, en este paso del río, una Barca por la que cruzan peatones, animales de montura a La Otra Banda.

Don Carlos Gallardo era el arrendatario de la Barca, propiedad del Ayuntamiento. Esta estaba situada donde terminaba la calle José Trujillo Valdez, hoy Restauración, pues antes la barca estaba situaba en el Paso de Borbón, al final de la avenida Valerio, donde se construyó “El Puente Yaque” que comunicaba las comunidades al sur de Santiago, Bella Vista y los pueblos de la sierra en la Cordillera Central.

Mientras La Barca dormía esperando los primeros pasajeros en ser transportados por sus serenas aguas en horas de la mañana, La joya era arropada por una densa neblina que era propia en esas primeras horas, en que su despertador de costumbre eran las voces de las marchantas que en sus burros o sus mulos arreaba sus vehículos de tracción muscular con sus cantos; “Vecinaaaaa llego la Marchanta” ¡Marchanta, marchanta, marchanta...!

¿Quién se acuerda de la marchanta?, la que recorría nuestras calles montada en su Burro o con el babonuco, y la batea llena de frutas y vegetales. Estas eran singulares vendedoras de lo poco que conseguían cosechar en Monte Adentro.

Juan en su camino hacia el trabajo debía cruzar todos los días desde y hacia la Otra Banda en La Barca que lo transporta a su humilde vivienda a la orilla del canal en la otra banda, por el Matadero Municipal, en el populoso barrio de La Joya, y pensaba para sus adentros; “El domingo hay un juego de pelota en el play, no me lo puedo perder”.

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