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19 de febrero de 2025

Ejército garantiza blindaje al 100% del espacio aéreo

  Gabriel Moyssen             Al Despertar   El Universal

Desde el centro de mando, ubicado en la sede de la Defensa Nacional, en la Ciudad de México, los elementos militares realizan labores de control, monitoreo, comunicaciones e inteligencia durante las operaciones de vigilancia del Espacio Aéreo Mexicano.

El Cenavi cuenta con el apoyo de aviones como el Embraer Emb-145, King Air 350ER y Hermes, este último no tripulado, así como helicópteros, vehículos y 17 unidades tácticas con el fin de interceptar cualquier aeronave sospechosa.

De acuerdo con la Defensa, dicho sistema de vigilancia funciona en cuatro fases: la primera es la detección de aeronaves a través de los radares desplegados en el país.

Una vez que se lleva a cabo la detección, se procede a solicitar a la tripulación que se identifique, y si se logra ahí se detiene el procedimiento. Sin embargo, si continúa sin identificarse, se pasa a la segunda fase que consiste en interceptarlo; este procedimiento se lleva a cabo con aeronaves como el Embraer Emb-145 que acuden al punto donde está la aeronave sospechosa.

La tercera fase se materializa con las mismas naves interceptoras, con las plataformas aéreas que tienen capacidad de detección radar y también de visión nocturna para darle seguimiento hasta el punto en donde va a aterrizar.

Una vez que aterriza se aplica la cuarta fase, que es la intercepción terrestre y la consolidación de la misión, en la que se logra la detención de los tripulantes y el aseguramiento de la aeronave.

Ante la problemática del narcotráfico que afecta a nuestro país, el Cenavi tiene identificadas rutas de vuelo y aterrizajes de los aviones que se encuentran vinculados con la delincuencia organizada.

La ruta más común es Venezuela-Nicaragua-México, llegando a los estados de Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, mientras que las principales zonas de aterrizaje son pistas clandestinas, aeródromos no controlados y campos de alfalfa, según las investigaciones realizadas por el personal militar.

En promedio, el sistema de vigilancia del espacio aéreo del Ejército Mexicano intercepta tres vuelos sospechosos al mes, la mayoría del crimen organizado que intenta trasladar droga desde Centroamérica y Sudamérica a Estados Unidos.

Vigilancia marítima

Por su parte, la Secretaría de Marina (Semar) ha implementado el concepto operacional conocido como trinomio buque-aeronave-interceptora para ampliar el radio de acción de sus operaciones de vigilancia marítima, mejorar la eficiencia en la detección e intercepción de embarcaciones sospechosas. Dicha estrategia combina la acción coordinada de un buque patrulla oceánica, una aeronave (helicóptero o avión) y una lancha interceptora rápida.

Con esta estrategia, la Marina Armada de México aseguró el año pasado 41 embarcaciones, aproximadamente 48 mil kilogramos de presunta cocaína, 56 mil 500 litros de combustible y detuvo a 161 presuntos infractores de la ley.

Para operar bajo este concepto, la Armada cuenta con diversas clases de patrullas oceánicas diseñadas y construidas en México, entre las que destacan los buques clase Oaxaca, que incorporan el trinomio buque-helicóptero-interceptora, permitiendo una mayor cobertura de vigilancia y eficiencia en operaciones de interdicción.

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