Colaboración: José Papito Bodas
La estructura es una de las curiosidades de República Dominicana: los
turistas han hecho de ella una parada infaltable en Montecristi. Es que no sólo
su antigüedad o su delicada apariencia son dignas de llamar la atención, sino
la rica historia que la compone.
El reloj de Montecristi es una mini versión de la torre Eiffel, pero
realmente fue diseñada por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel y
construida por el famoso relojero francés Jean-Paul Garnier en Francia. Aún hoy
en día, el reloj sigue funcionando con el mecanismo original que fue instalado
a finales del siglo XIX.
El reloj de Montecristi
El reloj de Montecristi ha sido restaurado en tres ocasiones, siendo la
última de ellas en 1917. Posee una altura de 96 pies, equivalente a casi 30
metros de altura. A sus pies, tuvieron lugar diferentes hechos que forman parte
de la historia del país. Hasta José Martí participó en su inauguración,
pronunciando un discurso.
La idea original de contar con un reloj así fue del señor Benigno Daniel
Conde Vásquez. Oriundo de Venezuela, llegó a Montecristi con su familia y
trabajó por varios años en diferentes casas comerciales.
En 1893, pidió a la comunidad de Montecristi el establecimiento de un
reloj público. Antes de eso, había pedido al ayuntamiento local la aprobación
de su idea. Al lograr la aprobación pública, se inició el proceso de
construcción.
Originalmente, el costo de la pieza de relojería francesa y su torre fue
de quince mil pesos, recaudados por el ayuntamiento en su momento.
Finalmente, en marzo de 1895, desembarcó en el puerto de Montecristi el
Reloj Público junto a su torre kiosco. Igualmente, el señor Conde formó parte
de interesantes iniciativas para el ornato y embellecimiento de los espacios
públicos de Montecristi, como las fuentes públicas de la plaza de armas.
Otra de las iniciativas propuestas por el señor Conde fueron la creación
de una sociedad de ornato llamada “Ornato Publico”. También la lotería “El
Parque”, propuesta para que con sus beneficios se pagara la deuda del reloj.
No hay comentarios:
Publicar un comentario