El Cañero

20 de abril de 2021

Carta abierta al excelentísimo señor presidente Luis Abinader Corona y a los honorables diputados que conforman el Congreso de la República Dominicana

 Yolanda Mañan

Lic. Guillermo Polanco Mañán


Ante la desafortunada noticia de la aprobación en primera lectura de la ley que declara las corridas de toros de la provincia El Seibo como patrimonio cultural inmaterial de la República Dominicana y ante el inminente conocimiento de la segunda lectura previsto para el próximo martes, que contaremos a 20 de abril del 2021, con el respeto que nos merece la investidura del excelentísimo señor presidente, así como los honorables diputados de la República, expresamos lo siguiente:

Entendemos que, tanto el Senado, que aprobó el referido proyecto de ley en sesión de fecha 25 del mes de noviembre del año 2020, como la Cámara de Diputados, han sido sorprendidos en su buena fe y auténticamente han creído la versión de que las corridas de toros que se celebran cada año en la provincia El Seibo “no son violentas” y solo se “intenta cansar al toro y atraparlo de forma simbólica”, en tal sentido, nos sentimos en el compromiso de hacer algunas aclaraciones y develar la realidad de estos eventos.

Estos toros no solo son agredidos físicamente, como se puede evidenciar en videos que hemos denunciado y puesto a circular del evento llevado a cabo apenas en el 2019 en El Seibo, sino que también son sometidos a un estrés, hambre y deshidratación, solo para enfurecer al animal y entretener a los participantes en el referido evento.

En la actualidad, se despliegan esfuerzos para erradicar completamente las corridas de toros en los pocos países donde aún se practica esta forma de tortura en perjuicio del animal e incluso la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) rechazó reconocer la tauromaquia como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Excelentísimo señor presidente y honorables diputados, los inhumanos que apoyan estos eventos tratarán de convencerlos, utilizarán argumentos que parecerán legítimos, pero no podemos quedarnos indiferentes ante las evidentes falacias que sirven de fundamento a dichos argumentos.

Abanderarán con orgullo que las corridas de toros son tradición y cultura de El Seibo, sin embargo, es una herencia española, país donde también existen acaloradas luchas para su prohibición a pesar de ser una tradición milenaria. Además, no todo lo que es tradición puede ser considerado cultura, pues los elementos culturales deben ser legítimos y el maltrato contra los animales en la República Dominicana está prohibido por la Ley No. 248-12 sobre protección animal y tenencia responsable. La cultura debe construirse bajo la base de la legitimidad y bajo ningún escenario la tortura contra los animales debe ser legitimada.

Plantearán un supuesto incentivo al turismo de la zona, que, a pesar de la “tradición centenaria” bajo la que enarbolan su discurso, carece de bases estadísticas: ¿dónde vemos reflejadas las estadísticas de turistas que recibe El Seibo por esta actividad?, pero, independientemente de lo anterior, ¿es este el turismo que queremos promover y fomentar? ¿Un turismo que coloca a la República Dominicana como uno de los pocos países que aún permite las corridas de toros, que fomenta el sadismo y consiente a extranjeros practicar libremente lo que en sus propios países está prohibido o en vías de erradicación?

Apelarán a la misericordia, por la pobreza económica de El Seibo y que las corridas de toros son una importante fuente de ingresos para la comunidad, pero tampoco conocemos sobre estadísticas documentadas de los supuestos beneficios que genera a las comunidades de esta provincia. Sin embargo, hacemos un llamado a los que impulsan y apoyan este proyecto, para que identifiquen los intereses de quienes realmente por años, se han beneficiado de esta cruel actividad, porque el pueblo seibano, definitivamente no es el que recibe el espejismo de beneficios que alegan.

Por estas razones y, principalmente, porque la aprobación de esta ley en segunda lectura y una eventual promulgación, entraría en evidente contradicción con la Ley No. 248-12, sobre protección animal y tenencia responsable, es que apelamos a la sensatez y responsabilidad social, para que, desde la posición que ocupan para decidir en torno a este tema, no se apruebe la ley que procura declarar las corridas de toros de la provincia El Seibo patrimonio cultural inmaterial de la República Dominicana y por el contrario, procurar la suspensión definitiva de este evento.

“La tortura no es cultura”

Sin otro particular por el momento, se despide,

Atentamente,

Guillermo Polanco Mañana

Abogado y docente universitario

Santo Domingo, República Dominicana

19 de abril del 2021

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