Por David Castillo (entrevista) - airesdelibertad.com
“La poesía ayuda a vivir mejor, a querernos y
sabernos libres”
Josep Piera |
Josep Piera (Beniopa, la Safor, 1947) nos adentra en la aventura de su
obra lírica compilada en Poesía completa, 1971-2018, que presenta la Institución
Alfons el Magnànim.
- Su Poesía completa abarca casi medio siglo. ¿Qué recuerda del chico
que comenzó en 1971?
Empecé a escribir poesía a los quince años, en 1962. Entonces escribía
poesía en castellano y letras para canciones en francés, siguiendo los dictados
de unas voces interiores que me acompañaban las soledades y me permitían volar
mentalmente.
- ¿Y en catalán?
En 1971 empecé a hacer poemas en la lengua que hablaba familiarmente,
al mismo tiempo que publicaba en Málaga los primeros poemas (en castellano). Me
sentía poeta y quería ser escritor, nada más que eso.
- ¿A escrito usted en todos los géneros? ¿Qué representa la poesía en
su obra?
He escrito en prosa y en verso, sí. El “como” me ha venido dado por el
“que”. La poesía en mí es la manera sensorial, sonora y plástica a la vez, de
decir libremente lo que se me hacía expresable. La poesía en mí es la síntesis
de las diversas voces que me han ido brotando de dentro a lo largo de la vida;
ellas dicen quien he sido: un yo en un cuerpo y en un tiempo.
- Hay en muchos poemas una visión de la luz, del cielo, del mar. Su
paisaje de la Safor lo ha condicionado.
El paisaje de mi país íntimo más que condicionarme, me conforma. Mi
país vital comienza, como realidad y como metáfora, en el entorno próximo; y se
eleva hacia el norte y hacia el sur, mar adentro y cielo arriba. La luz me
impulsa, me indica el camino.
- Vivir en su casa de la Drova le ha distanciado de las capitales
literarias, pero ¿cree que ha sido imprescindible para generar sus libros?
Vivir en la Drova -un rincón de mundo real y fantástico a la vez- me ha
permitido ser como soy, y sí, este humilde lugar me ha regalado el tiempo y la
vida para sentirme poeta. Quizá en una gran ciudad me habría perdido, no sé si
por oscuras cloacas, por calles laberínticas, por cielos multicolores, o entre
grises soledades.
- ¿No es un hombre de ciudad?
Las ciudades me gustan para pasearlas, para mirar las miserias y
admirar las grandezas.
- Ha hablado mucho de grandes ciudades, como Nápoles o Marraquech. Son
dos ciudades crueles, duras…
Ciudades como las que me acabas de nombrar son ciudades con una
grandísima tradición, donde el pasado está presente y se percibe vivamente, no
como arqueología sino como algo realmente vivo, actual, presente, en la
actualidad que ellas mismas representan en todos sus sentidos: crueldad,
belleza, emoción, sorpresas… Todo esto es lo que sabe expresar la poesía.
- ¿Cómo resumiría para un lector neófito el contenido global de su
obra?
La veo como la expresión compartible de una visión apalabrada de la
vida, porque la literatura son palabras escritas para ser ofrecidas a los
demás.
- Usted ha hablado con muchos maestros del pasado de diferentes
tradiciones. ¿Cómo ve la evolución de la literatura catalana desde
sus inicios?
Como una continua voluntad de ser. Una ansia cambiante de ser, quiero
decir. Creo que esta ansia de dejar escrita la propia manera de existir, de
estar presente, es la que le da colectivamente sentido, también personalmente.
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