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10 de enero de 2020

EL ANTÍDOTO DE LA POBREZA NO ES EL DINERO, ES LA EDUCACIÓN


Carlos Lancot
El dinero en las manos del pobre es como el algodón de azúcar en las manos de un niño: desaparece en cuestión de minutos.
Ahora bien, cuando hablamos de educación debemos entender que educación e instrucción no son lo mismo. Instrucción tiene que ver con los conocimientos, mientras que educación tiene que ver con el SER. De hecho, la palabra educar significa “sacar lo mejor que hay en el ser humano.” Educar no es añadir conocimientos, sino desarrollar experiencia.
Por eso es impensable que una persona educada, sea pobre. Hay gente instruida, con títulos y grados, pero que no es realmente educada. Tienen instrucción. Y cuando usted repasa el origen y significado de la palabra INSTRUIR, se encontrará que instruir tiene que ver con “adoctrinar y comunicar conocimientos.”
Por supuesto, tener buenos modales, como saludar a las personas, agradecer y ser humilde, tampoco significa estar del todo educado. Hay gente con buenos modales y una gran sencillez de espíritu, y son financieramente pobres.
Comentamos esto porque en un reciente artículo decíamos que la pobreza se ha convertido en una cultura. La cultura es algo que usted y yo CULTIVAMOS todos los días, es algo que hacemos casi de modo automático. La cultura son nuestras costumbres, nuestras valoraciones, nuestros sentimientos y creencias. La cultura es nuestro patrimonio, es una herencia social que se transmite de generación en generación.
El asunto que nos compete es observar que la pobreza se ha camuflado en nuestra cultura y que debemos cambiar esa cultura con EDUCACIÓN. Si usted se educa, usted puede cambiar su cultura. Cambiar de hábitos le será más sencillo. Su relación con el dinero será mejor porque una cultura de prosperidad, crea prosperidad.
Peter Drucker, quizá uno de los más grandes estudiosos del comportamiento empresarial, decía que “la cultura se come a la estrategia para desayunar.” Porque lo importante no son las estrategias, sino la persona que ejecuta las estrategias. Hay muchas estrategias para salir de deudas, pero pocos tienen éxito con ellas. Hay mucho conocimiento, pero pocos resultados.
El famoso libro de Robert Kiyosaki, Padre Rico Padre Pobre, ha vendido millones de ejemplares, algunos de sus lectores han logrado triunfar con el dinero y otros siguen igual o peor. El libro es el mismo. Lo que allí se dice es exactamente igual para todos. ¿Quién hace la diferencia? El lector. La persona. ¿Y qué es lo que resulta decisivo en una persona? Su cultura.

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