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13 de octubre de 2014

Indignación de una médica de la UASD


Indignación de una médica de la UASD
"No hay que tapar el sol con un dedo, el personal de salud puede fallar, pero recuerda que la deficiencia que se tiene en los hospitales del país influye en cada momento con nuestro trabajo."

En esta semana nos enteramos de una noticia que estremeció al país. En el hospital Robert Read Cabral el fin de semana pasado fallecieron 11 niños. Un hospital que sólo recibe la mitad del dinero que debería para un mejor funcionamiento junto a un Ministerio de Salud que no recibe el 5% del PIB que necesita.
uasd 2Este suceso ha destapado una caja de pandora de la realidad que se vive en los hospitales dominicanos, pero también he visto opiniones que dejan mucho que desear. Ver comentarios como el de Roberto Cavada, que habla de mala manera de los médicos egresados de la UASD (de la cual estoy orgullosa de haber salido), y del mal personal médico que existe en los hospitales Luis Eduardo Aybar y el Darío Contreras, nos hace pensar que cualquiera se está tomando el derecho de hablar mal del personal de salud sin conocer lo que en realidad vivimos.
He hablado con algunos de mis compañeros y todos, tanto los de la UASD como de otras universidades, nos sentimos indignados con los comentarios emitidos. Todas las personas no son iguales, y estudiar en una universidad u otra no debe servir para etiquetarme como mejor o peor médico. “Hay de todo en la viña del señor”, y porque haya un par de médicos mediocres eso no significa que todos somos iguales.
Como médicos, luego de pasar casi 6 años en la Escuela de Medicina, debemos hacer un año más de pasantía, para poder acceder a una plaza de residencia para hacer alguna especialidad.
Dentro de la escuela de medicina hacemos un pre-internado y un año de internado, que son rotaciones en los diversos hospitales del país, donde nos damos un baño de realidad, teniendo contacto con pacientes, personal de salud y con el hospital, donde es evidente la precariedad que se vive en nuestros centros de salud pública dominicanos.
Y qué decir de la residencia médica, donde puedes llegar a trabajar jornadas de 36 horas seguidas que te hacen un sobreviviente del insomnio, mal comiendo, estresado, lo que quizás no te permita tener siempre una sonrisa a flor de piel. Y aunque se han dado muchas quejas acerca de esto, nadie hace caso, haciéndonos sentir a veces como mano de obra barata con el objetivo de sacar trabajo, más que aprender.
No hay que tapar el sol con un dedo, el personal de salud puede fallar, pero recuerda que la deficiencia que se tiene en los hospitales del país influye en cada momento con nuestro trabajo.
Pero ¿es ilícito culpar de todo a los médicos residentes que estuvieron trabajando ese fin de semana?. Piensa en algo, somos humanos, sí, los médicos somos humanos, y comenzamos a estudiar medicina por amor a esta profesión.
¿Creen que es para nosotros fácil ver cuando un paciente fallece? No es nada, para nada fácil, todo lo contrario, cuando se muere un paciente nos acongojamos. No somos dioses, no decidimos sobre la vida de nadie, pero créanme, hacemos todo lo que podemos.
Y es que el solo pensar en lo que se tuvo que estar pasando ese fin de semana me entristece; no es fácil, no solo a nivel laboral sino también a nivel personal.
Se ha destituido al Ministro de Salud Publica, Dr. Feddy Hidalgo; y a la directora del hospital Robert Reid Cabral, Dra. Rosa Nieves Paulino, ya que la comisión que fue destinada por el gobierno para investigar las causas de la muerte de los niños reveló que se trataba de negligencia del personal.
Que el gobierno tome medidas está bien, pero recuerden que el personal de salud no es el único culpable, ¿acaso debíamos saber cómo arreglar un ascensor o cómo arreglar la avería del sistema integrado de oxigeno?. Las deficiencias del hospital también fueron cruciales en este caso.
El mal equipamiento de los hospitales es un secreto a voces, pero es mejor quitar personas de su cargo que arreglar las precariedades que se vive día a día en los hospitales dominicanos.
Como médico y como madre, lamentamos la pérdida de sus hijos y espero que la misma sirva de precedente para ayudar a que nuestro sistema de salud sea algo mejor.
 *La autora es médica dominicana y reside en Galicia, España.

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