Jessica Bonifacio | El Caribe
Situaciones mínimas,
como cuando la pareja llega tarde del trabajo o la comida no está a tiempo,
detonan la ira del agresor, y casi siempre termina en maltrato físico o verbal
Las cifras por
violencia contra la mujer son cada vez más ruidosas, y lo peor de todo es que
se mantienen o van en aumento. De acuerdo al Informe Regional de Desarrollo
Humano 2021 del PNUD, el 29 % de las mujeres dominicanas han sido maltratadas
física o sexualmente por alguna pareja. Mientras que el 20 % de las mujeres
dominicanas han sido abusadas sexual o físicamente por su pareja más reciente.
Además, señala que
República Dominicana tiene la tercera tasa de feminicidios de la región de 3.1
por 100,000 habitantes, liderando Honduras con 7.1 y Salvador con 6.3, tomando
en cuenta las cifras entre el 2000-2019.
Sobre el tema, la
psicóloga clínica y terapeuta familiar sistémica, Itania María, señala que el
hombre agresor recurre a varios tipos de violencia: emocional, económica,
física, psicológica y sexual.
Desde el noviazgo,
¿cuáles son las señales que alertan a una mujer de que su pareja es violenta?
La adolescencia es la
etapa de tránsito que lleva a la persona de la niñez a la adultez. Es
importante recordar que una relación de parejas es algo complejo y cada ser
humano lo experimenta de manera diferente; en este punto tiene mucho que ver el
ambiente en el cual el niño o la niña creció. Sin lugar a dudas, desde las
primeras relaciones que se establecen en la adolescencia se dan hechos
violentos. ¿Algunas señales? ¿Control (¿dónde estás?; ¿por qué no llegas?; ¿con
quién estás?, insultos, descalificaciones, intimidación...
¿Qué situaciones pueden
detonar la furia del agresor?
Cualquier situación
puede activar la ira del agresor. Si él siente que ella “no le puso la comida
rápido”, “si no hay agua fría”, y “qué hace en el trabajo que no llega”…las
situaciones son infinitas.
¿Qué factores inciden
en este comportamiento de violencia?
Dos importantes
psicólogos españoles e investigadores en el área de violencia de género contra
la mujer, Enrique Echeburúa y Paz del Corral, destacan que la conducta violenta
de los hombres maltratadores tiene varios componentes: 1) una actitud de
hostilidad que podría ser resultado de estereotipos sexuales machistas en la
relación con la necesidad de sumisión de la mujer; 2) pobre control de la ira;
3) consumo abusivo de alcohol, drogas; 4) déficit de habilidades de
comunicación y solución de problemas; 5) percepción de vulnerabilidad de la
víctima; y 6) conductas violentas previas.
¿Un hombre con estas
características puede cambiar?
Si existe una voluntad
sincera de cambio, claro que sí. En el centro que laboro, Centro Telar de
Emociones, he tenido casos de hombres agresores que han ido por su propia
decisión. Han sentido la necesidad de cambiar; han sentido ese malestar que le
genera su forma de ser y que les impide sentirse bien con ellos mismos,
disfrutar de su vida y su familias.
¿Este mismo
comportamiento de violencia lo suele tener el agresor en otros escenarios como
el trabajo, centro de estudios, frente a la familia y amigos; o suele proyectar
otra personalidad?
La gran mayoría de las
veces los hombres agresores violentos no lo son en sus relaciones sociales. A
esto le llamamos “doble fachada”. Con los familiares externos a la casa, con
amigos, compañeros de trabajo, muestran una conducta sin índices de violencia;
con la pareja, es un maltratador.
¿Por qué hay mujeres
que no denuncian ese maltrato y si lo hacen, al poco tiempo, regresan con su
agresor?
En esta conducta
influyen muchos factores por lo que la situación no se puede ver de una manera
tan plana, sencilla y simple, pues podríamos caer en el error de culpar a la
mujer por la situación que atraviesa y muchas veces hasta de su propia muerte.
Sólo la mujer sabe lo que está viviendo y padeciendo en el interior de la casa;
su miedo a las amenazas del agresor, de hacerle daño a los hijos o a la familia
de ella. A veces las mujeres no reciben apoyo de su red más cercana de
familiares y se quedan solas en su lucha. También, ella puede estar padeciendo
el síndrome de la mujer maltratada, una patología que genera el maltrato
continuo. Entonces, no nos preguntemos ¿por qué se queda? Invito a que
reflexionemos sobre lo que ella puede estar padeciendo.
¿Cómo esta situación
deteriora la salud mental de la víctima?
Vivir la violencia más
cruel en un espacio que se supone es seguro como el hogar, claro que afecta la
salud mental de las mujeres. Esto las hace padecer de depresión, ansiedad,
ideación suicida y síndrome de estrés postraumático. Recientemente las
investigadoras, psicólogas Soraya Caba Lara y Lissanna Pérez, del Patronato de
Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM) dieron a conocer un estudio en el
cual se evidencia la relación entre el deterioro de la salud mental de las
mujeres con la violencia psicológica, física y sexual de las que son víctimas.
¿Cuál es la forma más
idónea de que la mujer busque ayuda sin que corra riesgo?
Si una mujer está
viviendo una situación de violencia, es importante que busque información sobre
la violencia de género, sus etapas y sus manifestaciones. Pueden buscar
información y orientación en las Unidades Integrales de Atención a la Violencia
de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales de la Fiscalía. Otro paso
importante es asistir a terapias con profesionales especializados en violencia
de género.
¿Cómo puede intervenir
la red de apoyo?
Estando presentes.
Estando ahí sin juzgar, ni presionar. Sin los “tú tienes que”, “tú debes que”,
pero sí con un: “estoy aquí para lo que me necesites”.
Vulnerabilidad
La situación no se
puede ver de una manera simple… pues podríamos caer en el error de culpar a la
mujer por la situación que atraviesa”.
Red de apoyo
A veces las mujeres no
reciben apoyo de su red más cercana de familiares y se quedan solas en su
lucha”.
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