26 de noviembre de 2021

“Cualquier situación puede activar la ira del agresor”

 Jessica Bonifacio  | El Caribe

Itania María resalta que es importante que las mujeres busquen información sobre el tema y acudan por orientación a Unidades Integrales de Atención a la Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales de la Fiscalía.

Situaciones mínimas, como cuando la pareja llega tarde del trabajo o la comida no está a tiempo, detonan la ira del agresor, y casi siempre termina en maltrato físico o verbal

Las cifras por violencia contra la mujer son cada vez más ruidosas, y lo peor de todo es que se mantienen o van en aumento. De acuerdo al Informe Regional de Desarrollo Humano 2021 del PNUD, el 29 % de las mujeres dominicanas han sido maltratadas física o sexualmente por alguna pareja. Mientras que el 20 % de las mujeres dominicanas han sido abusadas sexual o físicamente por su pareja más reciente.

Además, señala que República Dominicana tiene la tercera tasa de feminicidios de la región de 3.1 por 100,000 habitantes, liderando Honduras con 7.1 y Salvador con 6.3, tomando en cuenta las cifras entre el 2000-2019.

Sobre el tema, la psicóloga clínica y terapeuta familiar sistémica, Itania María, señala que el hombre agresor recurre a varios tipos de violencia: emocional, económica, física, psicológica y sexual.

Desde el noviazgo, ¿cuáles son las señales que alertan a una mujer de que su pareja es violenta?

La adolescencia es la etapa de tránsito que lleva a la persona de la niñez a la adultez. Es importante recordar que una relación de parejas es algo complejo y cada ser humano lo experimenta de manera diferente; en este punto tiene mucho que ver el ambiente en el cual el niño o la niña creció. Sin lugar a dudas, desde las primeras relaciones que se establecen en la adolescencia se dan hechos violentos. ¿Algunas señales? ¿Control (¿dónde estás?; ¿por qué no llegas?; ¿con quién estás?, insultos, descalificaciones, intimidación...

¿Qué situaciones pueden detonar la furia del agresor?

Cualquier situación puede activar la ira del agresor. Si él siente que ella “no le puso la comida rápido”, “si no hay agua fría”, y “qué hace en el trabajo que no llega”…las situaciones son infinitas.

¿Qué factores inciden en este comportamiento de violencia?

Dos importantes psicólogos españoles e investigadores en el área de violencia de género contra la mujer, Enrique Echeburúa y Paz del Corral, destacan que la conducta violenta de los hombres maltratadores tiene varios componentes: 1) una actitud de hostilidad que podría ser resultado de estereotipos sexuales machistas en la relación con la necesidad de sumisión de la mujer; 2) pobre control de la ira; 3) consumo abusivo de alcohol, drogas; 4) déficit de habilidades de comunicación y solución de problemas; 5) percepción de vulnerabilidad de la víctima; y 6) conductas violentas previas.

¿Un hombre con estas características puede cambiar?

Si existe una voluntad sincera de cambio, claro que sí. En el centro que laboro, Centro Telar de Emociones, he tenido casos de hombres agresores que han ido por su propia decisión. Han sentido la necesidad de cambiar; han sentido ese malestar que le genera su forma de ser y que les impide sentirse bien con ellos mismos, disfrutar de su vida y su familias.

¿Este mismo comportamiento de violencia lo suele tener el agresor en otros escenarios como el trabajo, centro de estudios, frente a la familia y amigos; o suele proyectar otra personalidad?

La gran mayoría de las veces los hombres agresores violentos no lo son en sus relaciones sociales. A esto le llamamos “doble fachada”. Con los familiares externos a la casa, con amigos, compañeros de trabajo, muestran una conducta sin índices de violencia; con la pareja, es un maltratador.

¿Por qué hay mujeres que no denuncian ese maltrato y si lo hacen, al poco tiempo, regresan con su agresor?

En esta conducta influyen muchos factores por lo que la situación no se puede ver de una manera tan plana, sencilla y simple, pues podríamos caer en el error de culpar a la mujer por la situación que atraviesa y muchas veces hasta de su propia muerte. Sólo la mujer sabe lo que está viviendo y padeciendo en el interior de la casa; su miedo a las amenazas del agresor, de hacerle daño a los hijos o a la familia de ella. A veces las mujeres no reciben apoyo de su red más cercana de familiares y se quedan solas en su lucha. También, ella puede estar padeciendo el síndrome de la mujer maltratada, una patología que genera el maltrato continuo. Entonces, no nos preguntemos ¿por qué se queda? Invito a que reflexionemos sobre lo que ella puede estar padeciendo.

¿Cómo esta situación deteriora la salud mental de la víctima?

Vivir la violencia más cruel en un espacio que se supone es seguro como el hogar, claro que afecta la salud mental de las mujeres. Esto las hace padecer de depresión, ansiedad, ideación suicida y síndrome de estrés postraumático. Recientemente las investigadoras, psicólogas Soraya Caba Lara y Lissanna Pérez, del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM) dieron a conocer un estudio en el cual se evidencia la relación entre el deterioro de la salud mental de las mujeres con la violencia psicológica, física y sexual de las que son víctimas.

¿Cuál es la forma más idónea de que la mujer busque ayuda sin que corra riesgo?

Si una mujer está viviendo una situación de violencia, es importante que busque información sobre la violencia de género, sus etapas y sus manifestaciones. Pueden buscar información y orientación en las Unidades Integrales de Atención a la Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales de la Fiscalía. Otro paso importante es asistir a terapias con profesionales especializados en violencia de género.

¿Cómo puede intervenir la red de apoyo?

Estando presentes. Estando ahí sin juzgar, ni presionar. Sin los “tú tienes que”, “tú debes que”, pero sí con un: “estoy aquí para lo que me necesites”.

Vulnerabilidad

La situación no se puede ver de una manera simple… pues podríamos caer en el error de culpar a la mujer por la situación que atraviesa”.

Red de apoyo

A veces las mujeres no reciben apoyo de su red más cercana de familiares y se quedan solas en su lucha”.

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