José Gómez Cerda
Pedro Henríquez Ureña es bien
conocido en Argentina, México y Cuba, quizás mucho más que en nuestro país,
donde nació. Vivió los mejores y más aprovechados años de su vida en esos
países, aportando en todos ellos experiencias y conocimientos para todo el
continente latinoamericano.
En el libro “PEDRO HENRÍQUEZ
UREÑA”, de Ernesto Sábato, aparecen colaboraciones de Max Henríquez, de la hija
de Pedro, Sonia Henríquez; de los dominicanos Pedro Troncoso Sánchez, Andrés
Avelino, y de latinoamericanos ilustres como Jorge Luís Borges, Ezequiel
Martínez Estrada, Alfonso Reyes, Mariano Picón Salas, Rafael Alberto Arrieta,
Luís Alberto Sánchez, y otros más.
Ernesto Sábato estudió en el
“Liceo secundario del Colegio Nacional” donde tuvo como profesor de lenguaje a
Pedro Henríquez Ureña, quien tendría una gran importancia en la vida del
escritor argentino, a quien luego citaría como inspiración para su carrera literaria.
Cuando Sábato conoció al profesor
Pedro Henríquez Ureña, le preguntó: "¿Por qué, don Pedro, pierde tiempo en
estas cosas?", a lo que el maestro replicó: "porque entre ellos (sus
pupilos) puede haber un futuro escritor".
Ernesto Sábato, destacado
escritor, es parte de ese grupo, que en la década de los sesenta dieron a
conocer un nuevo rumbo de la literatura en nuestro continente, por narradores
latinoamericanos, entre los que se pueden destacar a Carlos Fuentes (mexicano),
Mario Vargas Llosa (peruano), José Donoso (chileno) y Julio Cortázar
(argentino).
Este grupo, complementado por
otros escritores, aportaron una serie de trabajos en el estilo llamado
“realismo mágico”, formaron el llamado “boom”, con otros anteriores a ellos,
como son; Alejo Carpentier (cubano), Juan Carlos Onetti (uruguayo), Juan Rulfo
(mexicano), y Ernesto Sábato (argentino).
Ernesto Sábato, fue discípulo de
Pedro Henríquez Ureña, este ilustre dominicano que vivió los más productivos
años de su vida fuera del país, para convertirse en un excelso humanista para
todo el continente latinoamericano.
Admiraba entre otros a Pedro
Henríquez Ureña “aquel hombre encorvado y pensativo, con su cara siempre
melancólica perteneciente a una raza de intelectuales en extinción, un
romántico y también un testigo insobornable”.
En 1941 aparece, lo que según
Sábato sería su primer "trabajo literario", un artículo sobre
"La invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares, en la revista Teseo
de La Plata. Publica su primera colaboración en la revista Sur, por la
intervención de Pedro Henríquez Ureña, su antiguo profesor, quién luego de leer
el trabajo sobre Bioy, le ofrece llevarle algún escrito a Sur.
Ernesto Sábato, Juan Carlos Onetti
y Juan Rulfo fueron parte del “boom” pero vivieron autos aislados de la
propaganda dirigida, mientras los otros se alababan unos a otros, en una
constante campaña publicitaria sobre sus actividades literarias, políticas y
personales.
Estando Ernesto Sábato en Córdova,
participó en una reunión de espiritistas y “medium”, donde decían que se podía
comunicar con personajes fallecidos, que escogiera cualquiera persona, y él
eligió a Pedro Henríquez Ureña…
El autor de “El Túnel”, “Uno y el
Universo”, Sobre Héroes y Tumbas”, “El escritor y sus Fantasmas”, se refiere a
Pedro Henríquez Ureña con admiración, reverencia y lleno de agradecimientos,
más aún, dolido por no haberse aprovechado al máximo de sus enseñanzas. Dijo Ernesto
Sábato: “Cuanto tiempo habría ganado si, accediendo a mi inclinación literaria,
hubiese seguido a su lado, en alguna de aquellas disciplinas de humanidades que
tanto me atraían”
En su libro” ITINERARIO”, Ernesto
Sábato dedica una parte al significado de Pedro Henríquez Ureña en su
formación, dice;
“Como siempre, sus teorías se
manifestaban en su actividad, y en este caso en su forma de escribir y de
enseñar. Los que tuvimos la suerte de recibir sus enseñanzas somos testimonios
de aquella manera suya de enseñar mediante los buenos ejemplos literarios, no a
través de rígidas normas gramaticales.”
Pedro Henríquez Ureña fue maestro
de varias generaciones, en distintos países.
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