El historiador, escritor, y político –por ese orden– publica Si te digo lo que hice, una novela “femenina y muy feminista”. La excusa perfecta para hablar de intrigas, armarios, y, por supuesto, mujeres. Poderosas conoce unas cuantas.
POR
PALOMA SIMÓN - Vanity Fair
LA
MALA EDUCACIÓN
A
través de los paseos de la protagonista, Elvira, con su padre por la calle
Hortaleza, de sus paradas en la Iglesia de San Antón a rezarle al Goya —La
última comunión de San José de Calasanz— o en el Picalagartos a tomar un vino,
“un robo que le hago a Valle Inclán”, De los Santos describe una ciudad gris e
inhóspita en la que, recuerda, la esperanza de vida no alcanzaba los 40 años. Y
es que Si te digo que lo hice es una crítica al régimen de Franco y, en
especial, “a lo peor de las dictaduras: la educación, que son los tentáculos
que usan para perpetuarse”. La que le dan a Elvira en un colegio religioso
donde “no le dan ni un golpe, pero recibe toda la frialdad imaginable”, cuenta.
“Todo era pecado: montar en bicicleta podía acabar con tu honor, mantener relaciones
sexuales satisfactorias —con tu marido, por supuesto—, con tu decencia... Ese
era, en resumen, el ideario de la Sección Femenina”.
DEMASIADAS
MUJERES
De
los Santos insiste en que Si te digo que lo hice es una novela “femenina y
feminista”, y cita de corrido sus referentes literarios: “De doña Rosita (la
soltera) y Adela de La casa de Bernarda Alba), ambas del universo lorquiano, a
la madame Bovary de Flaubert, la Ana Ozores de La Regenta, de Leopoldo Alas,
Clarín; la Albertine de En busca del tiempo perdido, de Proust; la Andrea de
Nada, de Carmen Laforet... Todas independientes, poderosas, libres, ajenas a
las reglas establecidas, valientes...
“Además
de poderosas, Cifuentes y Ayuso son indómitas y atraen al ciudadano. Un
político podrá ser un gran gestor, pero tiene que enamorar al electorado”
Pero
también la Menchu de Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, víctima de un
tiempo sin libertades y necesaria continuadora de algunas realidades que no
rechaza hasta que no conozca que existen otras; Lilith, la antiheroína
necesaria, presente en toda la tradición judaica, y la Winnie de Los días
felices, de Samuel Beckett, maravillosa en su acatamiento surrealista. Y, por
descontado, Elvira”, enumera el diputado del PP en la Asamblea de Madrid, cuya
cercanía con el sexo opuesto no se limita a sus lecturas.
HABLEMOS
DE POLÍTICA
“Yo
he tenido dos jefas, Cristina Cifuentes e Isabel Díaz Ayuso, que, aparte de
poderosas, son indómitas y han demostrado que, como poco, resultan atractivas para
el ciudadano. Porque no nos engañemos: un político podrá ser un gran gestor,
pero tiene que enamorar al electorado. Y ya es hora de que en España haya una
candidata a lo que quiera, me da igual a la presidencia del Gobierno que a los
máximos espacios de la empresa privada”, reflexiona De los Santos, que lamenta
que el papel de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad se limite a
“criticar y juzgar desde una absoluta falta de generosidad y empatía. La
izquierda es machista con las mujeres de derechas, no tengo duda. Si el
feminismo se convierte en un movimiento beligerante en 2022 no vamos a ninguna
parte. La lucha del colectivo LGTBIQ+ tiene una cosa maravillosa: su carácter
lúdico. De ahí, siempre salen victorias”.
FUERA
DEL ARMARIO
En
Si te digo que lo hice la temática LGTBIQ+ está presente a través de una pareja
de hombres que viven su historia de amor en los años cuarenta, y “son víctimas
absolutas”, lamenta el autor; y otra de mujeres que lo hace en la década de los
ochenta, “de forma plena”. ¿Es ser gay y de derechas el último armario? “Yo no
estoy en ninguno, pero todavía existen los armarios. Ese y muchos otros”,
responde De los Santos. “¡Qué antiguo! Es como ser católico y de izquierdas”.
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