POR
NORINE RAJA
Surgió
a raíz de unas cuantas conversaciones sobre nuestra pasión por Ingmar Bergman y
el cine. Luego, durante un almuerzo en París, me habló de convertir Irma Vep en
un largometraje. Me preguntó si estaba interesada en este proyecto. Me encanta
como persona y soy fan de sus películas desde hace mucho tiempo. Estaba claro.
Recibí los guiones durante el rodaje. Todos los meses me reunía con Mira, mi
personaje. Me alucinaba su manera de escribir. Aporta un punto de vista loco y
honesto de nuestra industria y, sobre todo, lo cuenta de una manera súper
entretenida. Tenía ganas de hacer algo más ligero y divertido.
En
la ficción, los actores suelen retratarse como seres caprichosos o
egocéntricos. Mira, al contrario, es una mujer normal con algunas neurosis. ¿Es
lo que le atrajo?
Sí,
porque es la realidad. La gente tiene una visión fantasiosa de esta profesión.
Somos simplemente seres humanos que evolucionamos en unas condiciones
extraordinarias. La serie refleja bastante bien los entresijos del rodaje de
una película independiente. Es un milagro poder hacer un largometraje.
¿Qué
sintió cuando vio por primera vez la película Irma Vep, precuela de la serie?
La
había visto de pequeña, pero volví a verla después de mi almuerzo con Olivier.
Ya entonces era audaz y moderna. Rompía todas las normas. También reflejaba muy
bien cómo era la industria del cine en esa época. Resulta interesante analizar
las diferencias entre la serie y la película, y lo que ha cambiado en 26 años.
Las nuevas tecnologías han modificado nuestros comportamientos. Hoy en día,
Olivier puede conseguir financiación para este tipo de proyecto independiente a
largo plazo.
¿Sintió
la necesidad de romper con la interpretación de Maggie Cheung, que interpretó
el papel principal en la película de 1994?
Maggie
Cheung interpretó una versión de sí misma: una actriz asiática totalmente fuera
de su elemento en el rodaje. En esa época, en Europa nadie la conocía. Era una
página en blanco sobre la que Olivier podía escribir. Si hubiera basado el
personaje de Mira en mí misma para esta nueva versión, teniendo en cuenta mis
vivencias, la historia habría sido totalmente diferente. Nunca hubo dudas a ese
respecto.
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En
una de las escenas, se pone el traje de Irma Vep por primera vez y se atreve
con una especie de coreografía. ¿Qué sintió al ponérselo?
Es
un traje icónico y un elemento determinante de la historia, como en la serie
original o en la película de 1992. Cada vez que me pongo la ropa de un
personaje, siento como si estuviera habitado por él, al menos durante los
primeros días. En esta ocasión todavía más, porque todo mi cuerpo, menos los ojos,
estaba cubierto. En ese preciso instante, desaparecieron Alicia y Mira, y
apareció el aspecto más físico del personaje.
Mira
sufre los sinsabores de la fama. Usted es más bien discreta por naturaleza, ¿le
asusta ser el centro de atención?
Admiro
a los que se atreven a ocupar un espacio y lo asumen. Pero yo no soy ese tipo
de persona. Decidí, por ejemplo, no tener redes sociales. Es uno de los
aspectos que me alejan de Mira, pero me reconozco en otros, como en su amor por
el cine. Siente una conexión inmediata con René (Vincent Macaigne), el director
de su película. Ambos comparten esa creencia de que los personajes de ficción
te pueden perseguir de generación en generación y reaparecer continuamente
adoptando formas diferentes.
Supongo
que se empaparía de la historia de Musidora, que interpretaba a Irma Vep.
¿Algún aspecto de su vida le ha sorprendido o fascinado especialmente?
Fue
famosa sobre todo por su carrera como actriz, pero fue también una de las
primeras directoras. Escribió ensayos y se casó con un torero (risas).
Realmente tuvo una carrera profesional extraordinaria y es importante
recalcarlo, porque a veces se borra la historia de las mujeres.
Hizo
sus primeros pinitos en la televisión, ¿qué diferencias ha habido en el rodaje
en comparación con sus experiencias anteriores?
Empecé
trabajando en una telenovela. Fue muy intenso, una verdadera escuela de cine.
Irma Vep se rodó más como un largometraje. Las escenas se filmaron en desorden,
por ejemplo. Es maravilloso quedarse con un personaje durante mucho tiempo,
aunque me gusta que las historias tengan un principio, un medio y un fin. Soy
consciente de que hacer televisión se está convirtiendo en la norma, pero no es
un parámetro que tenga especialmente en cuenta a la hora de elegir mis papeles.
Lo que me interesaba sobre todo era trabajar con Olivier Assayas.
Hablando
de finales, ¿está prevista una segunda temporada?
Volvería
a condición de que Olivier siguiera al frente del proyecto, pero no creo que
tenga previsto rodar una segunda temporada.
Artículo
publicado en Vanity Fair Francia y traducido por Isabel Escribano Bourgoin.
Acceda al original aquí.
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