Amaury Reyna - Destelao.com
Las organizaciones que hacen parte del sistema político
tienen una relativa corta historia, y pudiera decirse que…
Por el 1899, con la muerte de Ulises Heureaux emergieron
tres grupos en torno a la figura de tres hombres indistintamente: los
Horacistas de Horacio Vásquez, los Jimenistas de Juan Isidro Jiménez y los
seguidores de Federico Velásquez; mismos grupos que más tarde, durante la
ocupación norteamericana, adoptarían nombres de partidos.
Demás esta señalar que con el régimen erigido por Rafael Leónidas
Trujillo haciendo honor a su dictadura toda actividad política estuvo
controlada por el jefe. Y en sus 30 años de dominio avasallador sólo se
permitía el activismo del Partido Dominicano, que era la plataforma
propagandística del régimen caudillista.
Con el pasar de los años, diversos partidos se
organizaron desde aguas extranjeras, entre ellos el Partido Revolucionario
Dominicano PRD, la Vanguardia Revolucionaria Dominicana VRD, y el Partido
Nacional PN.
De todas esas organizaciones políticas, incluidas las
creadas a partir de 1963, como por ejemplo, el Partido Reformista Social
Cristiano y hasta estos días, salvo algunos ensayos en los que la voluntad de
los que poder político tienen se impone, no se conoce un solo proceso interno
que haya dado paso o lugar a que se permitiera no solo la participación
democrática de quienes toda su vida lucharon por una oportunidad de relevo,
sino también para que la famosa teoría de la alternabilidad fuera aplicada.
Recientemente, el naciente Partido Revolucionario Moderno
(PRM) hizo amagos de cambios al anunciar aprestos de celebrar lo que habría
podido ser la primera convención interna de una organización política
dominicana en la que se rompería con la tradición caudillista de toda nuestra
vida “democrática”, y en la que los que nunca aspiran a jubilarse aún en el
ostracismo de sus vidas, se niegan a ser relevados. Pero ahí murió, en el
intento. Sólo quedó en suspiro, anhelo y esperanza de haber sido lo que ya no
será.
¿Por qué digo esto? Porque aunque en principio, el
supuesto acuerdo para llevar dos candidatos a la presidencia y la secretaria
general del PRM fue negado por Luis Abinader e Hipólito Mejía, la realidad es
que el mismo, fue corroborado y consumado luego en un acto en el que ambos
líderes decidieron “bajar sus líneas” y llamar a votar en un proceso interno en
el que a todas luces se impondrá el poder, constituyéndose esto en un nuevo
duro golpe a la democracia interna partidaria.
Si partimos de este hecho y lo sumamos a los casos ya
conocidos como los acuerdos que cercenaron procesos democráticos en el Partido
Reformista y a lo interno del propio oficialista PLD, nos resta invitar a la
reflexión a toda la sociedad respecto a esta realidad, porque si bien es cierto
que los ciclos se cierran apropiándonos de los aprendizajes, también hay que
terminar por comprender que hay que buscar romper con el pasado para poder
construir futuro en el presente, si avanzar se quiere.
Lo cierto es que, como ya hemos dicho antes, el gran
problema en República Dominicana es que tenemos mucho tiempo construyendo un
Estado Democrático, Social y de Derecho, que terminó siendo todo y nada al
mismo tiempo. Y es que todo parece que aquí no vivimos en democracia, sino en
un sistema de libertades públicas administradas por quienes tienen poder, y
solo se hace y vale lo que los caudillos quieren y hacen.
Qué pena que en nuestra sociedad toda democracia haya
sido pactada y frente a nuestros ojos y que aún no seamos capaces de hacer
algo, y más duro es saber que lo que tenemos hoy es el reflejo de lo que somos
como sociedad y que hemos permitido que hagan de nosotros: ¡Un simple mercado!