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13 de enero de 2025

A 15 años del terremoto, Haití no logra salir de los escombros

 Esther Santos               El Caribe

El 12 de enero de 2010, Haití fue sacudido por un terremoto de 7.2 grados en la escala de Richter, poniendo en evidencia la fragilidad estructural y social del país. Este desastre puso en la mira la vulnerabilidad de la nación, la cual ya estaba afectada por múltiples crisis anteriores.

A pesar de los esfuerzos por reconstruir después del devastador terremoto, la realidad es que la pobreza, la deforestación y la falta de infraestructura adecuada continúa teniendo problemas profundamente arraigados.

El terremoto en Haití no fue solo un fue fenómeno natural; fue el resultado de una serie de condiciones sociales, económicas y ambientales que agravaron la situación. Haití es uno de los países más pobres del mundo, con el 80% de su población viviendo por debajo del umbral de pobreza.

La falta de acceso a servicios básicos, como agua potable, atención médica y educación, ha dejado a muchos haitianos en una situación de extrema vulnerabilidad.

A lo largo de los años, la deforestación masiva ha agravado los riesgos de desastres naturales, ya que la falta de vegetación contribuye a la erosión del suelo y a deslizamientos de tierra.

Además, la urbanización descontrolada en Puerto Príncipe, la capital, ha provocado la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo sísmico, lo que aumenta la exposición de la población ante este tipo de tragedias.

situación Haití 15 años después

A 15 años del terremoto de Haití, este atraviesa una crisis política, humanitaria y de seguridad de proporciones devastadoras, marcada por la creciente violencia de pandillas, la inestabilidad gubernamental y la grave escasez de recursos.

La situación ha empeorado desde el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021, lo que dejó al país sumido en un vacío de poder y una falta de acceso a servicios básicos.

La creciente impunidad por violaciones de derechos humanos y la falta de acción efectiva por parte de la comunidad internacional continúan alimentando un ciclo de sufrimiento y desesperanza para millones de haitianos.

Todavia en este 2025, las pandillas siguen teniendo un control territorial cada vez mayor en Haití. Estas bandas criminales han intensificado su lucha por el dominio de áreas estratégicas, lo que ha generado un incremento en los homicidios, secuestros y masacres.

Según informaciones verificadas por la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en 2024 al menos 5.601 personas murieron en Haití como consecuencia de las acciones de bandas criminales, un millar más que el año anterior, lo que demuestra que la violencia en Haití se agudiza.

Además, 2.212 personas resultaron heridas y 1.494 las secuestraron, según las cifras de la oficina, con sede en Ginebra.

Las pandillas han logrado tomar control de infraestructuras clave, como la principal terminal de combustible del país, lo que ha provocado escasez de productos y servicios básicos, afectando gravemente la vida cotidiana de los ciudadanos. En algunas áreas controladas por las pandillas, la violencia sexual se ha convertido en un mecanismo de control, afectando principalmente a mujeres y niñas.

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