14 de julio de 2022

María del Monte: “Estuve a punto de adoptar, pero al final no pudo ser”

 Hasta el pasado 23 de junio, nunca había hablado públicamente de su vida privada, pero arrebatada por la emoción del pregón del Orgullo de Sevilla, María del Monte cambió de tercio, algo que ha tenido una repercusión imprevisible para ella. Conversamos con ella sobre su vuelta a la alegría tras sus duras y recientes circunstancias.

POR PALOMA RANDO    -    Vanity FaIR

María del Monte posa para Vanity Fair España. 
UXÍO DA VILA

Dijo que era una persona más, pero no lo es. Y no hay más que verla cinco minutos en plena calle: el tiempo necesario para que se le acerque una anciana y le diga lo mucho que la admira y la quiere. El pasado 23 de junio, María del Monte (Sevilla, 1962) se subió a un escenario para dar el pregón del Orgullo de Sevilla. Media hora después no se hablaba de otra cosa. “¿Qué os pensáis? ¿Que soy un robot? ¿Que yo no he formado mi familia? Claro que la tengo y desde hace 23 años”, reveló la cantante, que siempre ha huido de hablar de su vida privada. “Pero simple y llanamente es mía, y hoy reivindico una vez más que siga siendo mía. Jamás en mi vida me he escondido de nadie, ni lo voy a hacer por amar. [...] Quiero que sepáis, antes de que me baje de aquí́, que soy una persona más de todos los que estamos aquí́ y de todos los que forman parte del mundo. Y que por supuesto mi pareja esta tarde está aquí́. Yo voy a respetar su libertad. Si quiere subir, que suba; si no, no”. Y acabó subiendo.

Desde entonces, la cantante ha sido testigo de cómo sus palabras, a las que ella afirma no haber dado ninguna importancia, han removido a muchos. “Yo no he sido consciente de haber hecho nada, pero sí es verdad que estoy empezando a tomar el pulso de las cosas Me paró un chico en Sevilla en unos grandes almacenes, me dio las gracias y me dijo: ‘Mi abuela es muy admiradora tuya y sabe que yo tengo novio, pero nunca me ha preguntado por él. Y a raíz de tus palabras el otro día me dijo: ‘¿Y tu novio cómo está?’. Me quedé muerto’. Me dijo: ‘Si su artista favorita tiene una vida normal, mi abuela ha pensado que la mía también es normal’. Eso sí me ha hecho tomar un poco de conciencia”. Y se emocionó́, claro. También lo hizo durante el pregón, por mucho que trate de restarle valor a su gesto. “Me impregnó haber salido a aquella Alameda de Hércules y haber visto familias de todo tipo, personas que defendían los derechos de las personas, así́ de simple. ¿Qué queda camino? Pues mucho. El primer paso importante será́ el día que un hijo o una hija no tenga que 'confesar' su tendencia sexual. Que lleguen chico a su casa y diga: ‘Papá, mi novio se llama Arturo’. Entonces estaremos hablando de igualdad y de normalidad.

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