El príncipe Felipe de la serie The Crown entra en una nueva familia real: la familia igualmente disfuncional de La Casa del Dragón, la precuela de Juego de Tronos.
POR SIMONA SIRI -
Vanity Fair
Han pasado más de diez años desde que Matt Smith –vestido de tweed- apareció en las televisiones de todo el mundo como la undécima encarnación de The Doctor en la larga y tan amada serie de ciencia ficción Doctor Who, un papel que le valió el estatus inmediato de icono británico.
Desde entonces, sus elecciones no han hecho más que confirmar lo que
sospechábamos: Smith no entra en la prestigiosa categoría de los Andrew
Garfield, Riz Ahmed y Ben Whishaw, por citar tres grandes actores británicos
con una carrera de éxito gracias a su capacidad para transformar cualquier
personaje introvertido en un cachorrito que el público adopta colmándolo de
amor. No, Smith pertenece a una categoría diferente. A la que pertenecen Daniel
Kaluuya, Benedict Cumberbatch, Tom Hardy, quizás también Tom Hiddleston:
actores imprevisibles, atormentados en sus elecciones hasta la médula, muy poco
reconfortantes. Actores que por sí solos definen un proyecto, una película, una
serie. Smith lo demostró primero con Doctor Who y después con The Crown, donde
durante las dos primeras temporadas interpretó magistralmente al príncipe
Felipe de Edimburgo, obteniendo una nominación a los Emmy.
Con el papel del fotógrafo Robert Mappletorpe y como
protagonista de Última noche en el Soho, un thriller psicológico de Edgar
Wright, Smith llega donde pocos esperaban verlo, pero donde tiene mucho sentido
que esté: como personaje principal de La Casa del Dragón, la esperadísima
precuela de Juego de Tronos, cuyo primer episodio se emitirá el 22 de agosto en
Sky a la vez que en Estados Unidos. Ambientada unos 200 años antes de los
acontecimientos de Juego de Tronos, esta nueva serie se centra en los
Targaryen. Al frente de un reino próspero y feliz, la familia de la que
desciende Daenerys entra en crisis cuando se plantea el problema de la sucesión
del Rey Viserys (interpretado por Paddy Considine). Al no tener hijos varones,
debe elegir entre su hija Rhaenyra (Emma D’Arcy) o su hermano Daemon,
interpretado por Matt Smith, con peluca rubia platino. La hija es inteligente,
culta, tiene unos modales excelentes y monta dragones a la perfección. El
hermano es la oveja negra de la familia, malhumorado y violento.
En el primer episodio (el único que hemos podido ver) se
percibe un entendimiento entre ambos que a ratos se transforma en cierta
tensión sexual. Sale Smith desnudo en una escena de sexo (la primera de muchas,
pues él mismo se ha quejado de la cantidad), pero también nos encontramos todos
los ingredientes clásicos de Poniente: sangre, sed de poder y traiciones. En
definitiva, todo lo que atraerá a los fans de Juego de Tronos, que encontrarán
un ambiente y una estética familiares, a cargo de Miguel Sapochnik y Ryan Condal, que ya
estuvieron muy implicados en la serie madre. Habrá también nuevos personajes e
intrigas. “Reconozco que era y soy fan de Juego de Tronos”, dice Smith por
Zoom. “Vi la serie en tiempo real, episodio tras episodio, semana tras semana.
Pero creo que esta serie es un proyecto original por derecho propio. Seguí mi
guion usando los libros de George R.R. Martin como si fuera la biblia."
¿Cuáles son las principales diferencias entre
las dos series?
Nuestra historia es diferente en el sentido de que tiene
un enfoque más localizado. Contamos un drama que tiene lugar en un solo lugar,
mientras que en Juego de Tronos estaba tanto en el norte como en el sur y había
diferentes escenarios. Aquí todo se centra en una familia, en sus dinámicas.
Dicho lo cual, creo que todos los demás elementos están presentes: guerra, amor
desbocado, pasión y rabia. Está todo desde el primer minuto y los fans de Juego
de Tronos lo verán. Debo añadir que con La Casa del Dragón pasará lo que ya ha
pasado. Los espectadores sentirán pasión por los personajes y los actores que
los interpretan, porque el reparto es increíble y de aquí saldrá una nueva
generación de actores brillantes.
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