1 de junio de 2010

Vivencias

De pequeñita vivía en un campo de Baní, en Paya, donde en medio de la recolección de los tomates y las cebollas, de cuando en vez mi tío me subía en su Burro, al cual yo había bautizado con el nombre de "Juan", para trasladarnos a los conucos a realizar dichas labores. Mientras él se ocupaba de los vegetales yo iba maroteando todas las frutas que venían en el curso del canal de agua de riego, al cual le llamábamos regola y pasaba horas muertas sacando guayabas, mangos Mameyitos, jobos, cerezas y claro está, algún que otro pececito para colocarlo en un potecito y llevármelo como trofeo. Cuando me cansaba de jugar con el agua, me acostaba debajo de una mata de mangos bien frondosa, alfombrada la tierra a su alrededor en su mayoría, con grandes porciones de estiércol de vaca, el cual la usaban para hacer los pisos y las mesetas de los bohíos (cocinas fuera de la casas) y tabicar las hendijas de las tablas de palma con las cuales estaban construidas éstos; con mucho cuidadito buscaba un lugarcito para acostarme y empezar a mirar al cielo y a jugar con todas las formas tan pintorescas que me ofrecían las nubes, unas veces parecían personas, otras ogros y otras veces, estaban teñidas de colores por las Mariposas que sobrevolaban la tierra, especialmente para el mes de Junio, donde por arte magia (entendía yo a esa edad) aparecían todas juntas y abarrotaban el cielo con sus colores y luego se desaparecían tal cual llegaban, mientras que otras veces, quedaba yo atrapada en medio de su volar, boquiabierta como en un sueño hecho realidad, me besaban con sus alas y al parparlas me quedaban entre los dedos una fina seda dependiendo del color que ellas tuvieren sintiéndome maravillada por el palpitar de mi corazón ante tan grande exhibición de la naturaleza de la cual yo era partícipe y protagonista de dicha historia. Sin embargo, un día descubrí, que las mariposas no nacían siendo mariposas y fui testigo de una metamorfosis espectacular y sentí la presencia del cielo en la tierra y el respeto hacia la naturaleza. Mientras, seguí creciendo y formé un colección de éstas con los todos colores, como oportunidades tuve para atrapar, guardándolas en un Nuevo Testamento que también era parte de mis tesoros, hasta que un día me di cuenta, que en medio de mi inocencia me dejé llevar por la ignorancia, el orgullo y la avaricia (que en ese tiempo no conocía esas palabras, pero sí intuía cuando hacía las cosas bien en mi corazón), por lo que cuando tan sólo tenía cinco años tomé mi colorida colección de mariposas y las enterré con tierra y muchas flores encima, en señal de mi arrepentimiento y luego de mucho tiempo comprendí que yo también realicé mi acto de metamorfosis al darme cuenta de lo que había hecho y al prometerme no matar nunca más una de ellas.

Aprovechemos este nuevo mes de Junio, el mes de las Mariposas, este mitad de año, para ver cuál tipo de metamorfosis podemos realizar aún en nuestra vida y emprender nuevos vuelos junto a nuevos colores y otras mariposas, que bien podrían llamarse "Nuevas Oportunidades" y convertirnos así en colaboradores de nuestra propia transformación en el crecimiento de nuestras propias vidas.

Que tengan un feliz día y un hermoso y próspero mes de Junio.

Con amor, Junio 01 del 2010

Ing. Julia Angélica Maríñez

La Romana, República Dominicana

Teléfono móvil No. 809-399-4724

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