Por Rubén Presbot
Los haitianos deben aceptar la
responsabilidad por el fracaso de su vida republicana; pues crearon una nación
sobre despropósitos emocionales y sustentados en razones raciales, religiosas y
de odio a todo los que fuera blanco. Al extremo de que su constitución
original, prohibía el derecho a la propiedad y ciudadanía a los blancos y
extranjeros, aunque hubieran nacido en el país.
En una especie de miopía e irracionalidad,
desmontaron la estructura económica de grandes producciones para instaurar el
sistema de pequeños productores, dando al traste con toda posibilidad de
desarrollo. Este esquema desprecia los pilares del desarrollo, que son el
capital y el conocimiento; elementos que estaban en manos de los blancos.
A pesar de que han sido cerca de veinte los
ataques, masacres e invasiones de haitianos a dominicanos, a través de la
historia, son estos vecinos quienes más han ayudado a Haití; incluyendo prestar
su territorio como válvula de escape.
Para no ir muy lejos, desde el terremoto, han
cruzado ilegalmente la frontera mas de unos 200,000 haitianos. No puede ser de
otra manera, por tratarse de una emigración desesperada desde una nación con
70% de desempleo y 90% de analfabetismo, bosques aniquilados y desérticos,
terreno erosionado, ríos secos, hambre, sin servicios de salud y anarquía e
ingobernabilidad institucional. Y aunque los dominicanos no salen del
sub.-desarrollo, su economía es 60 veces más fuerte que la haitiana.
Contando ya con 1,500,000 haitianos en su
territorio y un flujo que crece como la espuma sin control, los dominicanos pueden, si
quisieran con un simple ejercicio aritmético, saber en qué momento serán
minoría en su propio territorio. Pues los vecinos, empujados por la miseria,
continuarán en impenitente desplazamiento hacia el este, con un equipaje de
carencias existenciales, que incluye su enorme capacidad de multiplicación,
además enfermedades y epidemias.
Ya muchos de esos inmigrantes poseen
documentación aunque la mayoría falsas y hasta pueden decidir en las
elecciones, a conveniencia de la corrupción política que los utiliza para
ascender, Y un alto número de dominicanos de ascendencia haitiana(legal o
ilegal) ocupa puestos en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, pronto será
en otras posiciones de decisión; además de que más del 60% de los trabajadores
de la construcción y el 80% de los trabajadores agrícolas son haitianos.
La imperante anarquía en Haití, continuará
incrementándose, logrando por gravedad la emigración hacia el este, y arropando
toda la isla, la integración. En poco tiempo tendrán sus propios partidos
políticos, sin que las diferencias de lenguas y estilos de vidas eviten, como
no lo han hecho con sus programas de radio, religiosos y otros medios de
comunicación, que el país hermano más afortunado cargue con el infortunio del
necesitado; aunque con ello pague el costo de neutralizar su propio desarrollo.
Los dominicanos, que no se alarmen por una
simple epidemia de cólera, que LO PEOR ESTA POR VENIR.
Lo próximo será el estado binacional ya que
más tarde serán minoría en su propio territorio.
Sepan que en un estado binacional, conviven
dos culturas y sociológicamente prevalece la mayoritaria; que en su momento será Haití y
que su identidad y definición nacional es: negritud, creole, vudú y
discriminación a todo lo "claro", ni siquiera blanco.
Que lo entiendan los dominicanos, que este es
el destino manifiesto.
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