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La concentración de la población en las
ciudades más grandes de Latinoamérica ha registrado un incremento sostenido
pasando del 56,7% en 1970 al 81,5% en 2020, lo que ha provocado una presión
para la ocupación de suelo para uso de vivienda.
Bajo este escenario, según el estudio, tanto
la reacción estatal como la del sector inmobiliario han dado muestras “de una
incapacidad para responder al crecimiento sostenido del déficit habitacional”,
lo que ha generado urbanización informal y no planificada generando zonas solo
corporativas o residenciales que dan lugar a inseguridad y a desplazamientos
más largos.
De acuerdo con la Cepal, las ciudades con
alta densidad poblacional son el motor de las economías nacionales, pero en
ellas se origina el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que
deteriora las condiciones socio-ambientales de los habitantes. Esta es la razón
por la que los expertos han coincidido en que el futuro de las ciudades debe
ser la sostenibilidad y planificación, con el fin de ordenar el crecimiento,
reducir los efectos negativos al medioambiente y mejorar la calidad de vida de
los ciudadanos.
El último índice Sustainable Cities Index
(Índice de Ciudades Sostenibles) publicado en 2018 por Arcadis, una empresa de
consultoría global con sede en Holanda, y que analiza cuáles son las 100
ciudades más sostenibles del mundo, revela que el mayor porcentaje de ellas se
encuentran en Europa, Norteamérica y Asia. Mientras que en el caso de América
Latina y el Caribe solo destacan seis.
El estudio tiene en cuenta 32 factores, entre
ellos, infraestructura de transporte, renta per cápita, conectividad, zonas
verdes, coste de la vida y eficiencia energética con el fin de evaluar los
niveles de sostenibilidad ambiental, económica y social de las ciudades. En la
región, Santiago de Chile se quedó con el puesto 71 como la ciudad más
sostenible de América Latina, seguida de Sao Paulo (puesto 79), Buenos Aires (puesto
80), Río de Janeiro (puesto 82), Lima (puesto 83) y Ciudad de México (puesto
84).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU)
ha dicho que una urbanización planificada contribuye a una “alta productividad,
competitividad, innovación, empleo pleno y productivo, reducción de riesgo de
desastres y uso sostenible de la tierra y los recursos durante el desarrollo
urbano”. Además, ha señalado que ayuda a “impedir la especulación de los
terrenos, a promover la tenencia segura de la tierra y gestionar la contracción
de zonas urbanas”.
En Bloomberg Línea conversamos con el
arquitecto uruguayo Martín Gómez, director del estudio Gómez Platero, que tiene
presencia desde México hasta Argentina, para entender estas ciudades y los
desafíos que enfrenta Latinoamérica en este tema.
Gómez está desarrollando actualmente tres
ciudades planificadas y sostenibles en la región: una en Colonia, Uruguay; otra
entre las ciudades de Manta, Jaramijó y Montecristi, en Ecuador; y otra a las
afueras de Guatemala.
Ciudades de 15 minutos
Las ciudades del siglo XXI deben tener el
concepto de los 15 minutos, es decir, ciudades policéntricas donde estamos a
menos de 15 minutos de todas nuestras necesidades, trabajos, lugares de
estudio, esparcimiento social y espacios públicos, entre otros.
Es absolutamente impensable desde el punto de
vista sustentable lo que hoy pasa en algunas ciudades de Latinoamérica, que la
gente se pasa una hora y media o más en transporte público o privado para
llegar a su lugar de trabajo. Creo que eso, desde el punto de vista de calidad
de vida y sobre todo desde el punto de vista de sustentabilidad, es exactamente
el polo opuesto de adonde tenemos que ir.
La ciudad sustentable es una que, además de
las cercanías, debe ser absolutamente mixta. No queremos ciudades homogéneas
sino ciudades donde hay acentos artificiales de arquitectura, pero por otro
lado acentos naturales donde la naturaleza toma un rol protagónico. Entonces se
hace una sinergia entre lo artificial y lo natural que es lo que al final del
día todos buscamos, espacios verdes y públicos para generar las relaciones
sociales que tanto extrañamos durante la pandemia.
Son importantes las células irregulares, no
manzanas cuadriculadas. En tanto que en cualquiera de ellas, puedas atravesarlas
por parques en toda su extensión. Deben ser absolutamente dinámicas y mixtas
para que haya todo tipo de usos, desde residencias unifamiliares hasta algunas
de mayores densidades como edificios de 30 pisos, todos de usos mixtos, donde
nunca tenemos un edificio solo de viviendas o sólo corporativo, sino que cada
uno tiene partes comerciales, hoteles cerca, donde toda esa diversidad de usos
van haciendo sinergia.
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