27 de mayo de 2013

Gratitud a dos voces: la fiscal y el juez


Ling Almánzar

Tras Yeni Berenice, muestra Baltasar Garzón su gratitud. Pero esta vez el juez español cae en tierra movediza: no se trata ahora de Pinochet ni de Franco.

Su apoyo a la decisión de la fiscal no es pronunciamiento hueco: es una injerencia, una intrusión.

Garzón interviene en la justicia dominicana como juez supranacional. Y no sólo eso: también se inmiscuye en la política vernácula defendiendo a Leonel Fernández. Él conoce bien la naturaleza política de los procesos judiciales.

¿No fue asediado él por fuerzas pro franquista? ¿No lo asediaron fuerzas pinochetistas?
Él sabe muy bien quién maneja la justicia nacional y los poderes de Estado. Él entrevé el poder tras el trono. Es la agudeza de un compromiso. ¿De un compromiso con quién? ¿Desde cuándo este hombre se cree el apólogo de Leonel?

A Garzón lo recuerdo hace unos años, presentando un libro muy afín a él: "El arte de la prudencia". ¿Quién lo invitó sino el mandatario de entonces? Lástima que esta vez pateara los consejos de Gracián.

Leonel se escuda en el prestigio de Garzón para amparar una decisión cuestionable. Es decir, recurrió a un "magistrado supranacional" para escoltar una decisión política. Garzón ha hecho la apología de un gran amigo.

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