Por Cynthia Palacios.- No es un juego, pero
en nuestro país miles de adolescentes estrenan su maternidad antes de dejar la
niñez. Y ser mamá adolescente conlleva toda una serie de responsabilidades y
peligros para las que no siempre está preparada una mujer tan joven.
Ser madre tan joven
es el comienzo de una cadena en la que suelen sucederse el abandono escolar,
las responsabilidades precoces, una inserción laboral obligada, además de la
pérdida de la vivencia de lo que implica ser adolescente. El fenómeno está muy
ligado a la pobreza: la mayoría proviene de hogares de bajos recursos
económicos, en una proporción de 17 a 1, respecto de las de más altos ingresos.
Y es bueno aclarar
que cuando la mamá tiene menos de 12 años se presume que el embarazo es
producto de un abuso sexual.
El embarazo
adolescente tiene graves consecuencias psicológicas y físicas para estas niñas
mamás. Según la Organización Panamericana de la Salud, la mortalidad de la
madre y de su bebe se cuadruplica cuando la mujer es menor de 16 años y se
quintuplica cuando la madre tiene menos de 15, por el riesgo de sufrir anemias,
hemorragias o infecciones uterinas.
La maternidad suele
actuar como un freno para las posibilidades de desarrollo de estas chicas. Uno
de los efectos más graves es el fin de la escolaridad: según el Centro
Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), la mitad de las adolescentes no iban a
la escuela cuando quedaron embarazadas y el 58% la abandonaron durante el
embarazo.
La repitencia es
otro fenómeno que preocupa: el 20% de las madres adolescentes tienen su segundo
hijo antes de cumplir los 20 años… (La Nación)
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