4 de agosto de 2010

Había Una Vez

Ing. Julia Marñez

Había una vez, una joven luchadora, que tenía un sueño y se propuso convertirlo en una realidad. Le entregaron un jardín y empezó a sembrar semillas de esperanzas en viejas tierras, abonándolas a diario, quitándole la maleza y regándolas para desde ya, mantenerlas en buena salud a la hora de su cosecha.

Con lo que esa joven no contaba era, que mientras ella se dedicaba a cultivar con esmero, valores y tesón su terreno, habían otros cultivando un jardín similar, pero con aguas de no muy buena calidad, que paradójicamente, hicieron crecer, sin control alguno, ese jardín hasta convertirse en un terreno insondable, impenetrable y hasta peligroso, dándole una sombra tan grande al jardín de ella, que ni siquiera podía penetrarle el sol, por lo que se propuso arreglar dicha situación para esclarecer y dar luz a lo que con tanto esmero le habían entregado para que lo cuidase.

Empezó con dicha labor y encontró mil y un obstáculos en su camino, no obstante a eso, ella persistió y empezó a allanar el terreno, acompañándose de las herramientas necesarias para dicha acción y encontrando en su recorrer a las personas aptas e indicadas para penetrar y empezar con el nuevo remozamiento de ese ideal para el cual fue realizado dicho jardín.

Tuvo muchos tropiezos, pero se mantuvo con el ideal de llegar a la meta final, ya que en su recorrido muchas personas se unieron a ella y a última hora no podía defraudarlas, aun sabiendo que no conseguiría llegar a conseguir su propósito, ya que no contaba con los recursos económicos necesarios para comprar los insecticidas de lugar y poder exterminar la plaga que estaba volviendo en monstruos dichos especímenes, por lo que al no poder comprar ni los insecticidas ni las personas que se necesitaban para ganarle la batalla a dicha enfermedad, lamentablemente perdió la batalla y sin control alguno, la maleza de dicho jardín seguirá creciendo hasta que se pueda ganar la guerra.

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