Por la Dra. Bethania Guilamo
El Parque Nacional de los Haitises de Republica Dominicana, está en el centro de una amarga controversia, luego de que se concedieran 25,000 hectáreas cercanas y colindantes con la zona, para la instalación de una cementera.
Según los expertos, esta es una área como pocas, llena de ríos y manantiales subterráneos, que sirven de almacenamiento y generación de la mayor parte del agua que se consume en la isla.
Es considerado una unidad hidrogeológica, integrada por una plataforma que emergió y que luego fue modelada por el agua. En este lugar, se conglomeran muchas especies endémicas de flora y fauna, y se estima que solo existen cuatro lugares como este, en todo el mundo: los Haitises, las costas de Vietnan, El Karso en los Balcanes, y los Organos en Cuba.
Nuestra condición de país subdesarrollado no nos dá para más. Nos impide planificar y pensar en el futuro objetivamente, sin que se interpongan intereses de ningún tipo. En cualquier pais desarrollado, una decisión como esta, tendría que haber sido avalada, por semanas y semanas de estudios y trabajos, con paneles de expertos, conformados por todas las instituciones y personas calificadas sobre el asunto.
En una época donde la preservación ambiental es prioritaria a nivel mundial, nos damos el lujo de desafiarla, justificando contra viento y marea, lo que es obvio al sentido común. Este parque es un patrimonio de cada dominicano y dominicana, nada que atente contra él, por mínimo que sea, debe permitirse.
Estamos poniendo en juego el bienestar de generaciones enteras, y por supuesto, es un lugar como pocos, de los cuales solo hay cuatro en el mundo, y nosotros tenemos uno, por lo menos por ahora.
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