Por Denis Mota Álvarez
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Sobeida Félix Morel |
Dios salve y cuide a
Sobeida Félix Morel de todo maldeojo
o comentario maldiciente. Pido a Dios, por intermedio del Hijo y del Espíritu
Santo, que se le vuelva chicharrón la boca a cualquier dominicano o dominicana,
haitiano o haitiana o boricua, hembra o
varón, que cuestione la disposición que puso en libertad a tan famosa varonesa,
reina champañera de la calidoscópica
discoteca Jet Set, de la avenida Independencia, de
Santo Domingo, capital Primada de América.
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Te pido Señor que
también protejas de cualquier sicario indolente al juez de Ejecución de la Pena,
de San Cristóbal, Su Excelencia Magistrado y Doctor, Don Willys de Jesús Núñez,
quien dispuso la libertad condicional a favor de la reclusa Sobeida Félix
Morel, acogiéndose al libre albedrío de la íntima convicción, condicio sine qua non para impartir justicia.
— ¡Ay, ñe ñé¡ como decía
el obispo Don Roque!
A la ex-convicta o combatiente de la
justicia, según los periodistas que la esperaban a la salida de la cárcel, la
decisión del probo Juez le pareció “Muy bien”.
Dicen que, al enterarse de la puesta en
libertad de la amada Sobeida, el capo boricua José David
Figueroa Agosto exclamó, desde el Centro Metropolitano de Detención de Brooklyn,
Nueva York “si yo pudiera
de donde estoy ¡ay amor! hacerte venir”.
Entonces un carcelero
le informó que Sobeida deberá presentarse el tercer viernes de cada mes, a
partir de julio de este año hasta junio 2015, que es cuando concluye la
totalidad de la pena impuesta por el tribunal que le condenó.
Figueroa, quien es fan del cantante cubano Amaury Pérez, se
puso a cantar:
— No lo van a impedir los soldados/ ni la
primavera/ ni el temor de la virgen si oscurece/, ni moralista/, no lo van
impedir los enemigos/, los generales/ ni apelables procesos judiciales/, ni las
soledades de este calabozo/. No lo van a impedir/ los corre mundos/ ni siquiera
los aspirantes al hacha del verdugo/ que Sobeida venga hasta aquí.
Desde su apartamento, con una copa tulipán
rebosante de champaña Blanc de noirs, alargada y estrecha,
atractiva y elegante; la soberana Sobeida en ropa interior de seda rosada,
sobre la cama añorada, recuerda las letras de una canción que escuchó tanta
veces con su amado Junior Cápsula:
“Yo tengo un amigo que aguarda mi vuelta
con una sonrisa y un sabor a fiesta”(a.p)
Sobeida terminará,
como Balbuena en la película, en Nueva Yol.
Mientras, nosotros ciudadanos
de apie y miembros activos GdP, mejor
conocido como Grupo de los Pendejos, esperamos con los brazos abiertos y a
ritmo de Luis –terror- Díaz ¡baile en la calle! que sean también libertados:
Mary Peláez Frappier, Eddy Brito, ex—esposo de Sobeida, Sammy Dauhajre, Juan José Fernández
Ibarra e Ivanovich Smester: ¿este tipo será ruso, por si las moscas?
Tiempo
atrás, un buen magistrado, no sé si por pena o despena, favoreció con la
suspensión de la pena de cinco años de prisión a Madeline Bernard Peña, la viuda del asesinado coronel José Amado
González y González, y también dispuso la devolución de cuatro residencias
ubicadas en los sectores de Naco, La Castellana y en Los Cacicazgos y otros
bienes que ya no importa recordarlos.
Sé, la
verdad, no sé, qué valor moral, con que vara se mide la honestidad, cuáles son
los parámetros que se toman en cuenta a la hora de valorar probidad, el don de
bien de un ciudadano o ciudadana, que cumple las leyes, pagas los impuestos y
va a la iglesia y confiesa sus penas.
No sé,
la verdad es que a veces, en esos días oscuros que no tengo para gasolina, la
sal y el azúcar, me corren las lágrimas por las mejillas, porque si sé que en mí
habita el pendejo al que le faltan cojones, porque papá y mamá me castraron con
aquella letanía de que la mayor riqueza
de un pobre es la honestidad y seriedad.
Un
narcotraficante y un dueño de una lavandería de dólares y euros se jactaban a
una esquina próxima a un supermercado de decirles a los muchachos “sanos”:
— Entren
al súper con los bolsillos llenos de honestidad y seriedad.
— ¿…y?
Los
muchachos quedaban confundidos y algunos cambiaron de rumbo. No sé por dónde
andarán, en qué playas disfrutan sus fortunas, en qué villas o fincas cuentan
full-de-to los bienes, en qué cárceles
estarán añorando a sus madres y a las novias de las esquinas o en qué baúl de
un Mercedes Benz fueron cosidos a tiros
y calcinados, luego de rociarlos con tinera, por sicarios. La verdad, si sé,
que aún me quedan dudas.
De
todos modos:
Salve y
proteja Dios a Sobeida I, famosa y elegante, y a sus preciados y codiciados
bienes y la libre de todo mal, incluyendo a un sicario desalmado.