Lourdes Aponte
Según las autoridades de tránsito, los
camiones de carga solo pueden moverse por las avenidas que tienen permiso del
Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), información
que deben tener pegada en su cristal.
En calles y avenidas se puede ver la falta de
aplicación de la normativa de tránsito, ya que los camiones no son detenidos
por la falta de esta certificación en sus cristales y los mismos siguen
desplazándose sin temor a recibir una sanción.
Camiones y patanas crean caos, cuando buscan
avenidas alternas para circular más rápido y “botar tapones” y terminan
complicando el flujo vehicular a otros conductores. Los choferes alegan la
necesidad de transitar por estas vías para llegar más rápido a sus destinos
violando todas las restricciones impuestas por la Ley, lo que afecta, tanto a
otros conductores como al ciudadano de a pie.
Las acciones de estos conductores
imprudentes causan múltiples problemas y
ocasionan graves accidentes que terminan con
saldo de víctimas mortales, solo con la excusa de acortar distancias.
Los materiales de construcción y otros
objetos que cargan estos camiones, a su vez generan temas de conversación, ya
que en ocasiones estos van derramando su contenido (arena, gravilla y sus
derivados) por las vías, porque no aplican las medidas de seguridad, dejando a
su paso materiales que obstaculizan el tráfico y ponen en peligro a quienes
circulan por el lugar.
Todas estas violaciones se dan bajo la vista
de los agentes apostados en distintos puntos de la ciudad y que pertenecen a la
Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
Estos “se hacen los desentendidos” y
siguen su día sin penalizar a los responsables.
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