Alta inflación, incertidumbre política, alza de tasas y desaceleración en Estados Unidos afectarán la evolución de la economía mexicana; para América Latina mejora el pronóstico de 2.3% a 2.5%.
Belén Saldívar - El Economista
En
el documento, el organismo volvió a recortar el crecimiento estimado para
México, en contraste con una mejor previsión para la región de América Latina y
el Caribe. En este tenor, el organismo internacional espera que el PIB mexicano
se expanda a una tasa de 1.7%, contra la estimación previa, de abril, de 2.1
por ciento.
De
esta forma, el Banco Mundial se suma a las revisiones a la baja que otras
instituciones han hecho recientemente a la economía mexicana en medio de la
incertidumbre generada por las tensiones en Europa, la pandemia del Covid-19,
así como los altos niveles de inflación.
“Se
espera que la economía de México se expanda 1.7% este año y 1.9% el próximo, a
medida que la política monetaria, la alta inflación, la incertidumbre política
y la desaceleración de Estados Unidos pasan factura”, consignó el Banco
Mundial.
Los
altos niveles de inflación en el país –que en los últimos meses han superado la
tasa de 7.00% anual– provocarán que el Banco de México (Banxico) continúe
incrementando su tasa de interés en lo que resta del año, algo que lastrará la
inversión, señaló el reporte.
Los
cuellos de botella en la oferta también han propiciado un crecimiento más débil
de la producción, ya que han perturbado al sector manufacturero de manera
global, no obstante, la expectativa es que esto se reduzca gradualmente.
“La
incertidumbre regulatoria en sectores como la energía y las industrias
extractivas puede frenar la inversión, a pesar de los precios de apoyo. Los
estímulos destinados a limitar los aumentos en el precio del combustible
brindarán cierto alivio a los hogares, pero no están dirigidos a los más
necesitados”, agregó el Banco Mundial.
El
pronóstico de la institución dista de lo esperado por el gobierno de Andrés
Manuel López Obrador que tiene la expectativa de crecimiento para este año,
modificada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en meses
pasados, de un PIB de 3.4%, tasa que ha sido tachada de optimista y difícil de
conseguir ante la coyuntura actual.
Revisión
al alza para la región
Contrario
al caso de México, la región de América Latina y el Caribe tendrá un mayor
crecimiento a lo previsto, de acuerdo con el Banco Mundial que ahora espera una
expansión de 2.5% desde el estimado en abril de 2.3 por ciento.
Sin
embargo, el organismo multilateral advirtió que la guerra entre Rusia y Ucrania
ya ha impactado en la región, en donde se han observado altos niveles de
inflación.
“Los
ingresos de exportación y la situación fiscal de algunos países exportadores de
productos básicos de la región son beneficiosos, pero los efectos económicos
positivos son superados por el aumento de los precios al consumidor, el
sentimiento más débil y aumento de las tasas de interés nacionales y
mundiales”, explicó.
A
nivel mundial, se espera que el crecimiento económico promedie 2.9% este año,
mucho menor a la expectativa que tenía el banco en enero de 4.1 por ciento. En
el caso de Estados Unidos, el PIB esperado es de 2.5%, mismo para la zona euro,
y en Japón de 1.7 por ciento.
Aumenta
riesgo de estanflación
La
estanflación, como se le denomina al fenómeno en donde el crecimiento económico
se estanca y se observan fuertes incrementos en los precios al consumidor,
puede estar cerca. El Banco Mundial advierte en sus perspectivas que se ha
incrementado el riesgo de que esto suceda.
El
impacto de la pandemia, que continúa e incluso en unos países se han vuelto a
implementar medidas para la restricción de la movilidad, así como las tensiones
en Europa, es lo que ha aumentado el riesgo de una estanflación, la cual
tendría consecuencias tanto para las economías de ingreso medio como para las
de ingresos más bajos.
“La
guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de
suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos
países será difícil evitar la recesión. Los mercados están expectantes, por lo
que es urgente fomentar la producción y evitar las restricciones comerciales.
Se requieren cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de
endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la
desigualdad”, señaló David Malpass, presidente del Banco Mundial.
El
informe recordó que, en la década de los 90, se registró una estanflación, la
cual necesitó fuertes aumentos en las tasas de intereses de las principales
economías avanzadas, algo que contribuyó a generar una serie de crisis
financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
“Las
economías en desarrollo deberán equilibrar la necesidad de garantizar la
sostenibilidad fiscal con la necesidad de mitigar los efectos de las múltiples
crisis en los ciudadanos más pobres. Comunicar con claridad las decisiones en
materia de política monetaria, aprovechar la credibilidad de los marcos de
política monetaria y proteger la independencia de los bancos centrales puede
anclar eficazmente las expectativas inflacionarias y reducir el grado de
restricción monetaria requerida para lograr los efectos deseados sobre la
inflación y la actividad”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas
del Banco Mundial.
ana.martinez@eleconomista.mx
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