Licda. Evangelina Aronne
Licda. en Psicología
En estos momentos, ya terminado el día, me dan ganas de descansar, pero al leer este IMPACTANTE artículo que escribió Beatriz me digo:”no dejaré para mañana lo que puedo hacer HOY” y me dispongo a publicarlo.
Encontré en este espacio, VIDA luego de una pérdida, y lo hago con mucho AMOR y Más AMOR recibo.
Una vez más en el título de los artículos mencionamos el AMOR, me planteaba hace unos días: “que reiterativas estamos” y me respondo que el AMOR todo lo sana, y eso es lo que queremos para cada uno de ustedes.
Enfrentemos las pérdidas con amor. Con amor a lo que queda de la persona que perdimos, a lo que queda de nosotros cuando estábamos con esa persona y con amor a los que quedan y lo que queda…
A Amarnos más… a nosotros mismos, al prójimo, a nuestro mundo…
…
¿Qué hacemos los que quedamos solos después de una pérdida? Se trate de muerte, o de personas que nos acompañaron y se fueron o alejaron de nuestras vidas: cónyuges, hijos, amigos, parientes o allegados.
Difícil respuesta frente a los distintos duelos, que nos producen desgarros, y que en mayor o menor medida nos dejan sin rumbo, pero que la brújula de la vida se encarga señalando caminos para continuar, ella nos advierte que junto a los puntos cardinales existen “salidas”.
No detenernos a llorar, a deprimirnos, o angustiarnos sobremanera, porque quienes hemos perdido seres queridos lo sabemos. Detenernos y victimizarnos por lo sucedido es inútil, nada ni nadie vuelve, si se trata de muerte, y si tiene que ver con ausencias por separación, o cambios en lo concerniente a los hijos: viajes o salidas del hogar por proyectos diversos, para vivir solos o en pareja, como es usual, la aceptación es el mejor camino, seguido por un acompañamiento amoroso, que propicie la continuación del vínculo.
Ser adictos a la melancolía nos lleva sin misericordia a sentir una sensación de asfixia que nos ahoga paulatinamente, hasta silenciar nuestras vidas.
La tristeza es una emoción normal, y no la podemos soslayar, es una respuesta natural frente a la pérdida o ausencia, y a través de ella se aprende, se crece porque los “suministros externos” del amor desaparecen, y nos quedamos con nosotros mismos.
Estar triste es un trabajo del alma, es una oportunidad para romper codependencias, y seguir el camino sin ese “alguien” cuya existencia algo nos enseñó, es una instancia de agradecimiento hacia lo que esa persona nos dejó espiritualmente.
Como consecuencia de estos momentos aparecen síntomas: pérdida de apetito, fatigabilidad, cansancio, trastornos en el sueño, disminución o pérdida del interés sexual, dificultades para concentrarse y razonar, sentimientos de culpa, pérdida de la autoestima, problemas neurovegetativos.
En una palabra pérdida de interés por la propia vida y su rico dinamismo, se contradicen los mandatos del alma, lo que nos lleva a transformarnos en nuestros peores enemigos.
Anthony De Mello nos deja un mensaje importante al respecto: “Tanto lo que buscas fuera como aquello de lo que huyes, está dentro de tí”
Entonces frente a las pérdidas tenemos que proponernos tareas, y no detener nuestras vidas, y en el caso de muertes, lo primero es abandonar las expectativas del futuro compartido, liberarnos del pasado y de los lazos de apego que nos atan, y finalmente, ensanchar el horizonte de “quien soy YO” nos propone Eduardo H. Grecco, en su libro de titulado “Muertes Inesperadas”
Todas estas tareas tienen un común denominador ANCLARSE MUCHO MÁS EN EL PRESENTE Y APRENDER A ACEPTAR LA VIDA CADA DÍA.
Y en caso de otros duelos, tales como divorcios, separaciones, cambios de vida, solo nos resta aceptar los cambios, sabiendo que las transformaciones son hechos incuestionables, que a veces tiene que ver con nosotros mismos, y otras, con los otros significativos.
Pedir ayuda profesional es un buen camino para recorrer de la mano de alguien que puede aliviarnos frente a las pérdidas.
Muchos lectores de nuestra página nos habían recordado conversar acerca de este tema, y seguramente éste da para más. Paulatinamente le agregaremos más puntos.
Lic. Beatriz Cruces
Terapeuta Familiar – Trabajadora Social - Asesoramiento a Terapeutas – Múltiples
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