El presidente de Francia Nicolas Sarkozy lucha por mantenerse en el poder en medio de una ola de descontento por su incapacidad de controlar el desempleo.
Sarkozy se enfrenta a Hollande, que de ser elegido sería el primer presidente de izquierda desde que François Mitterrand terminó su mandato en 1995. Hollande habló alegremente con los trabajadores del puesto de votación al consignar su voto en la mañana del domingo en Tulle, pero no habló con la prensa.
Casi 72% de los votantes había asistido a los puestos de votación para las 5 p.m. del domingo, dijo el Ministerio del Interior, lo que muestra una ligera menor asistencia que cuando Sarkozy fue elegido presidente en 2007.
Sarkozy ha defendido su desempeño económico a pesar del bajo crecimiento y de la tasa de desempleo de 10%, asegurando que el impacto de la crisis de deuda en Europa habría podido ser mucho peor.
Francia tiene un papel clave en los planes de la eurozona para salir de la crisis, lo que hace que esta elección sea vital para la región.
Si Sarkozy es derrotado, será el más reciente –y más importante- de al menos media docena de líderes europeos que salen del poder durante la crisis económica de la eurozona, incluyendo los primeros ministros de Italia y Grecia.
Las preocupaciones por la economía, el desempleo y la inmigración han sido los temas centrales de la elección en Francia. En su último pronunciamiento el viernes, Sarkozy, del partido de centro-derecha UMP, se refirió al debate de la inmigración mientras pedía el apoyo nacional.
“Siempre he dicho que Francia necesita seguir siendo un país abierto y profundamente humanista, pero la realidad es que hemos recibido más gente en Francia de la que podemos manejar”, dijo.
“No le estoy hablando a la derecha, a la izquierda o al centro, esto es una elección presidencial. Soy el presidente de Francia. Debo hablarles a los franceses, sin importar quiénes sean”.
Hollande, del Partido Socialista de centro-izquierda, también pidió unidad en su pronunciamiento final en Périgueux, al sudoeste de Francia.
“Si tantos de ustedes han venido hoy, es porque saben que el domingo tomarán una decisión importante para nuestro futuro. Si hay tantos de ustedes, es porque saben expresar su preocupación, y la han expresado en múltiples formas en la primera vuelta”, dijo.
Los dos rivales intercambiaron insultos la semana pasada en el único debate televisado de la campaña. Sarkozy calificó a Hollande de mentiroso y “pequeño calumniador”, mientras que Hollande acusó al presidente de subestimar sus responsabilidades, de nepotismo y de favorecer a los privilegiados sobre los pobres.
Ambos candidatos se dirigieron a los votantes indecisos. En la primera vuelta del 22 de abril, fueron los dos candidatos con mayor votación.
El centrista François Bayrou, que se llevó el 9% de los votos, le dio un impulso a la campaña de Hollande el jueves al decir que votaría por el socialista y al pedirle a sus seguidores que votaran según su criterio.
Bajo la ley electoral francesa, no se pueden publicar sondeos de opinión ni resultados parciales antes de que cierren las urnas a las 8 p.m. hora local (2 p.m. hora estándar del este) del domingo.
La elección francesa se lleva a cabo el mismo día de la elección parlamentaria de Grecia, en donde se vive una fuerte crisis en medio de severas políticas de austeridad.