Desde su primera gestión como vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña ha demostrado que la moda puede ser una herramienta de comunicación política
Autor Beatriz B, Laura O Diario Libre
Los colores
tendían a ser oscuros, una suerte de minimalismo funcional, reflejando así dos
pérdidas personales no muy lejanas: el padre y el esposo. Además, vivir en un
hotel mientras se procuraba un alojamiento acorde a su posición imposibilitaba
un armario generoso.
Iniciando su
gestión, Peña adoptó un estilo más clásico, con una paleta de colores neutros
como blanco, negro, beige y azul marino. Este enfoque se reflejaba en trajes
rectos, blazers ajustados y blusas sencillas, alineándose con el protocolo.
Marisol
Almonte, asesora de imagen, destacó en un artículo para Diario Libre que
"Raquel Peña siempre iba a lo seguro, con un binomio perfecto: blanco y
negro". Su estilo proyectaba claridad y orden, sin recurrir a elementos
llamativos.
La vice,
dicen quienes la conocen, no permite que la moda se imponga sobre sus gustos
personales. Tampoco invierte una fortuna en el guardarropa e, incluso en el
cuidado de su pelo y maquillaje, apuesta con frecuencia por lo más práctico:
hacerlo ella misma. Le ayuda la figura, al parecer a resguardo de excesos
alimenticios.
Tampoco la
inquieta repetir atuendos o aparecer vestida exactamente igual en dos
actividades el mismo día. Eso viene con el cargo y la necesidad de estar
siempre dispuesta a reemplazar al presidente cuando este lo solicita, lo que ha
introducido un elemento de flexibilidad y practicidad en sus hábitos de vestir.
Un estilo
en evolución
Ya, poco
antes de su segunda gestión, Peña comenzó a incorporar cambios en su imagen. Su
guardarropa incluyó colores más vivos y cortes modernos, marcando una
transición hacia un estilo más dinámico.
Uno de los
ejemplos más destacados fue el conjunto que lució en la recepción internacional
organizada por el presidente Luis Abinader en agosto de 2024: un pantalón
palazzo y un blusón asimétrico en un tono "amarillo Narciso", creado
por su diseñador de cabecera, Luis Domínguez.
Según
Domínguez, "en este segundo período, doña Raquel se siente más cómoda
llevando colores, quizás no tan estridentes, pero sí más arriesgados". Ese
riesgo llega hasta la rodilla, como el vestido combinado con una americana que
lució en la presentación de un libro del Grupo Inicia, la semana anterior.
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