La sinergia entre la emoción humana y la inteligencia algorítmica promete resultados fascinantes
Por Redacción – Puro Marketing
El marketing olfativo, o aromático, se basa en el uso de
fragancias para influir en las percepciones y emociones de las personas. Este
tipo de marketing se ha utilizado en diversos contextos, desde la creación de
ambientes en tiendas físicas hasta la personalización de productos para inducir
un comportamiento específico en los consumidores. Las marcas aprovechan las
emociones asociadas a los olores para crear experiencias que mejoren la
percepción de sus productos o servicios, creando una atmósfera que se queda
grabada en la memoria sensorial del consumidor. En este sentido, los aromas
pueden evocar sentimientos de tranquilidad, placer o incluso excitación, todo
lo cual impacta directamente en el comportamiento de compra.
Pero, ¿qué sucede cuando la inteligencia artificial entra
en juego en este campo? En lugar de verse como una amenaza para la autenticidad
o la creatividad del perfumista, la IA está siendo utilizada como una
herramienta para amplificar las capacidades humanas. La habilidad de la IA para
procesar grandes volúmenes de datos a gran velocidad le permite identificar
patrones complejos, tendencias de consumo y preferencias personales que podrían
escapar al ojo humano. Esto abre la puerta a un marketing olfativo mucho más
personalizado, donde los perfumes y aromas no solo son seleccionados por su
composición olfativa, sino también por su capacidad para resonar emocionalmente
con un público objetivo.
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