Uno de los hallazgos más relevantes del estudio, basado
en las opiniones de profesionales de seguridad informática y ciberseguridad de
Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) y grandes corporaciones, es el impacto
creciente de la inteligencia artificial en los ciberataques. El 18% de las
empresas en la región afirma que la mayoría de los ataques que enfrentaron
involucraron IA, mientras que el 27% reporta más ataques con algún uso de esta
tecnología que sin ella. Otro 27% considera que ambos tipos de ataques se
presentaron en proporciones similares, reflejando una tendencia en la que la IA
se convierte en una herramienta cada vez más utilizada por los
ciberdelincuentes.
“Los ciberdelincuentes están aprovechando la IA para
hacer sus ataques más escalables y difíciles de detectar. Aunque las tácticas
tradicionales, como el phishing y el malware, siguen siendo las mismas, la IA
ha elevado su efectividad al permitir que sean más personalizadas, precisas.
Ahora, los atacantes pueden crear contenido falso con un nivel de realismo sin
precedentes, imitando comunicaciones legítimas casi a la perfección y
reduciendo las posibilidades de que la víctima sospeche de la trampa. Esta evolución
supone un desafío creciente para la ciberseguridad, ya que las amenazas
impulsadas por inteligencia artificial se están volviendo más rápidas y
adaptables”, afirma María Isabel Manjarrez, investigadora de seguridad en el
Equipo Global de Investigación y Análisis para América Latina en Kaspersky.
El auge de la inteligencia artificial no solo ha
transformado la forma en que trabajamos, sino también la manera en que operan
los ciberdelincuentes. Una de sus aplicaciones más preocupantes es la
sofisticación del phishing y la ingeniería social. Con IA, los atacantes pueden
generar mensajes para correos electrónicos, SMS y sitios web extremadamente
convincentes, imitando con precisión el lenguaje, tono y diseño de
Por otro lado, la IA está optimizando la creación de código malicioso y la automatización de ataques. Gracias a modelos avanzados de generación de código, los ciberdelincuentes pueden desarrollar malware más sofisticado, capaz de evadir sistemas de seguridad y adaptarse a nuevas defensas con rapidez. Además, la IA permite automatizar ataques a gran escala, identificando vulnerabilidades en tiempo récord y lanzando intrusiones dirigidas con una precisión sin precedentes. Esta combinación de velocidad y adaptabilidad supone un desafío creciente para las empresas, que deben reforzar sus estrategias de seguridad para anticiparse a las amenazas emergentes impulsadas por la inteligencia artificial.

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