Por Agustín de la Cruz (Sugar) –
Desde
que tenemos uso de razón se escucha hablar de la problemática del acumulamiento
de basura en las calles y esquinas a través de vertederos improvisados por
personas que denotan falta de civismo y bajo razonamiento sociocultural.
A través
de los años y con un crecimiento carente de toda planificación hemos visto
agudizarse dicha problemática, antes fueron Síndicos, hoy son Alcaldes, pero
todos con el mismo fallido común denominador compras de camiones sin resultados
positivos para el país, la sociedad, la salud y nuestro turismo.
Cada
cabildo llega con escoba nueva, arremete contra el saliente incumbente,
aumentan los Regidores, aumentan los funcionarios, el personal, los vehículos
para las alcaldías, los contenedores, la publicidad, etc., en fin una inversión
millonaria sustentada por una supuesta planificación cuyo resultado al final
termina en derroche y más basura.
Lo peor
es que en medio de tanta inversión, cada administración carece de una logística
para educar a los malvivientes de residenciales, barrios, barrancones y de
ciertas cañadas por donde es imposible que pueda transitar hasta un caballo.
Tal
parece que al igual que en otros servicios
las autoridades se benefician transfiriendo el caos de administración en
administración con la finalidad de tener propuestas para ofrecer en la época de
campaña.
Educar
primero y castigar después sería a nuestro entender la mejor inversión para
crear una sociedad con principios y civismo, capaz de aprender que la basura va
al zafacón no a las calles, ni a las aceras y que cuya violación tiene
consecuencias.
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