10 de abril de 2024

¿Qué ganó Noboa con el asalto a la embajada de México?

Ociel Alí López

Publicado:   Actualidad RT

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, en Guayaquil, 12 de enero del 2024. Isaac Castillo / Presidencia de Ecuador / AFP

Muchos gobiernos, sectores, actores y líderes, de izquierda y derecha, han reaccionado de forma contundente  contra el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, luego del asalto sufrido por la embajada de México por las fuerzas de seguridad ecuatorianas que arrestaron y posteriormente apresaron al exvicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba allí en calidad de asilado político.

En paralelo a los justos repudios, se debería tratar de comprender por qué Noboa, un joven político con perfil de derecha democrática o moderada,  hace tamaña y escandalosa acción, a todas luces ilegal y extremadamente grave para los intereses de su país en el mundo.

Con la realización de este hecho, sectores internos y externos lo han acusado de "salvaje", de "bárbaro"; han repetido que ni el dictador Augusto Pinochet se atrevió a perpetuar una acción similar que la Unión Europea calificó de "violación". Y, ciertamente, hay muchas razones éticas y morales, diplomáticas e internacionales como para rechazar tamaña ejecución que no había sido nunca vista en América Latina.

Sin embargo, hay que entender que Daniel Noboa no es un irracional.

Todo lo contrario, es un agente político, un actor racional de tradición y raigambre política que proviene de una familia dedicada a ello y a los grandes negocios y que el propio Noboa tiene una experiencia suficiente como para no cometer tamaños "errores", como podría hacerlo un advenedizo, y que sabe sopesar los posibles efectos. En palabras de la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld, devela que la decisión vino del propio mandatario y que "es verdad que tiene un costo para el país, que fue analizado también en el momento de la toma de decisión, por parte del presidente de la República".

Así que, no podemos desdeñar lo ocurrido como un acto de "locura" o definirlo como una patología, sino que cabe analizarlo, para su cabal comprensión, como un acto enteramente racional y del que Noboa podría estar sacando rédito con base en las reacciones que ha provocado.

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