Por Kayla Tausche, MJ Lee, Michael Williams
La
conversación de 30 minutos fue la primera llamada telefónica de ambos
dirigentes desde que un ataque israelí causó la muerte de siete cooperantes de
la World Central Kitchen que trabajaban en Gaza. Ese incidente desató la furia
dentro de la Casa Blanca y se ha dicho que Biden ha alcanzado un nuevo nivel de
frustración con la campaña de Israel en Gaza.
"El
presidente Biden hizo hincapié en que los ataques a los trabajadores
humanitarios y la situación humanitaria en general son inaceptables", dijo
la Casa Blanca en un comunicado poco después de que terminara la llamada.
"Dejó claro que la política de EE.UU. con respecto a Gaza estará
determinada por nuestra evaluación de la acción inmediata de Israel sobre estas
medidas".
Israel
atacó a los trabajadores humanitarios "sistemáticamente, coche por
coche", dice el fundador de WCK, mientras aumenta la furia por el ataque
mortal
Biden
también dijo que Israel tenía que "anunciar y aplicar una serie de medidas
específicas, concretas y medibles para hacer frente a los daños civiles, el
sufrimiento humanitario y la seguridad de los trabajadores humanitarios".
Si Estados
Unidos no ve cambios en las políticas de Israel para proteger a los civiles en
Gaza, "habrá cambios en nuestra propia política", dijo el secretario
de Estado Antony Blinken en Bruselas tras la llamada.
Sin
embargo, ni Blinken ni el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John
Kirby, que habló más tarde en la rueda de prensa de la Casa Blanca, detallaron
cuáles podrían ser esos posibles cambios de política.
Kirby dijo
que EE.UU. "esperaría ver algunos anuncios de cambios aquí en las próximas
horas y días, y lo dejaré así".
La llamada
constituye quizá la señal más seria de la frustración de Biden con la campaña
de Israel en Gaza, lanzada a raíz de los ataques de Hamas del 7 de octubre.
Desde entonces, más de 32.000 personas han muerto en Gaza, según el Ministerio
de Sanidad del enclave palestino, y cada día se reciben noticias espeluznantes
de muertes de civiles.
La guerra
se ha convertido en uno de los principales problemas políticos internos de
Biden de cara a las elecciones de noviembre, ya que sectores clave de su
coalición de votantes se han indignado por el apoyo del presidente a la guerra
de Israel. En los últimos meses han surgido protestas en casi todos los actos
públicos que el presidente ha celebrado fuera de la Casa Blanca, y a principios
de esta semana se enfrentó en una reunión íntima con líderes musulmanes a una
dura oposición a la política estadounidense hacia la guerra.
Ese
interrogante político hizo que la llamada del jueves y las declaraciones de
Blinken y Kirby fueran especialmente notables, ya que ambos indicaron que
podría producirse un cambio en la postura de Estados Unidos hacia la guerra si
Israel mantiene sus prácticas actuales.
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