Por
César Román, autor de El camino hacia ti mismo.
“El lenguaje político está diseñado para hacer
que las mentiras parezcan verdades y los crímenes respetables” George Orwell
Mitómano es el término que se usa en psiquiatría
para referirse a los mentirosos compulsivos y habituales, aquellos que cuentan
historias muy maquinadas y formuladas con colaboración del inconsciente. Por lo
visto, la política parece ser un campo muy atrayente para los mitómanos y éstos
suelen incrementar su práctica una vez están atrapados en la primera farsa, y
es cuando se vuelven cada vez más ágiles en el uso de subterfugios para
encubrir sus artimañas.
La mitomanía es una perturbación de la
personalidad y pretende presentar al mentiroso en términos favorables; la
mentira busca presentar al farsante como inteligente, astuto, sabio, honesto,
valiente; etc. El mitómano va a defender su versión hasta que no le quede
escapatoria. Está claro que el mentiroso compulsivo va a ir perdiendo
credibilidad entre sus seguidores, pues las personas llegan a cansarse de sus
invenciones; sobre todo, cuando éstas los perjudican, ya que las mentiras
pueden llegar a tener consecuencias fatales y legales, como en los casos de los
fraudes.
. Los mitómanos, con el tiempo, se llegan a
creer sus mentiras y éstas tienden a aumentar en períodos de ansiedad. Es
cuando recurren a los juegos semánticos y a las verdades a medias. Es cuando
empiezan a hacer revelaciones ambivalentes y a ocultar datos o alterarlos.
Creen, como Joseph Goebbels, que una mentira repetida muchas veces se convierte
en verdad.
Los embusteros suelen tener baja autoestima,
suelen ser traidores y desleales y se muestran sin rubor ante las falsedades.
Los constantes fingimientos los llevan a una pérdida del sentido de la realidad
y usan la disociación como mecanismo de defensa y de adaptación. A través de
este proceso de disociación se eliminan los elementos disruptivos del yo
insensibilizando las emociones y cayendo en las incongruencias.
Si hasta un niño pequeño puede elaborar una
mentira para protegerse, ¿qué no harán estos prestidigitadores astutos versados
en el arte del discurso vació y ambivalente con tal de encubrirse y seguir
disfrutando de las mieles del poder y usufructuando los recursos del Estado?
La suerte que el pueblo ya está despertando y
está cansado de engaños y corruptela. Ahora quiere hechos, salud, vivienda,
educación y servicios públicos como un derecho, no como un privilegio. El
contribuyente ya sabe que estos piratas modernos reparten migajas, mientras
ellos se quedan con el botín, lo despilfarran en fiestas de champán y se burlan
en la cara de todos con sus engaños y mamotretos.
A todos estos pinochos de la política hay que
decirles ¡ YA BASTA DE CUENTOS!