Redacción El Caribe
Ya en América Juan Infante, un fraile mercedario confesor de Cristóbal
Colón decide levantar en el Santo Cerro una rústica capilla en la que se
comienza a venerar a la Virgen de las Mercedes hasta nuestros días.
Tras la declaración de la independencia dominicana en 1844 la Virgen de
las Mercedes se convierte en “Patrona de la República Dominicana” y su
festividad se celebra el 24 de septiembre.
Para un pueblo enraizado en la fe católica como el nuestro, esta
celebración es importante porque siempre, ante las grandes dificultades, una
mayoría se encomienda a la Virgen, pide su mediación ante el altísimo para
sobrellevar cualquier problema y le agradecen por los favores concedidos a los
creyentes.
La fiesta de la Virgen de las Mercedes debiera ser propicia para que los
católicos se tomen ese día no como un simple feriado cimarrón sino más bien
para reflexionar sobre el momento especial que vive el país.
Hay un gobierno que acaba de comenzar su segundo mandato, que empieza a
tomar medidas que en cierta manera modifican la estructura del Estado, y con el
desafío que se le plantea a la sociedad con el proyecto de reforma
constitucional, temas a los que todos deberíamos estar atentos, porque es el
futuro institucional de la nación lo que depende de esto. Asimismo, asoma una
reforma fiscal con todo lo que de ella se deriva para el bolsillo del
contribuyente.
Pero además, el año que transcurre entra también en una etapa de
aparente aceleración, se avecina un tiempo para balances personales, de
proyectos empezados y otros por comenzar.
Quizás los que profesan esta fe debieran pedirle a la Virgen de las
Mercedes que ilumine las mentes de los responsables de tomar decisiones, aquí y
en el resto del mundo, para que sean conscientes de que el progreso se
construye con la paz y no con la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario