La actriz protagoniza Las chicas están bien, de Itsaso Arana, una de las propuestas más estimulantes de la cosecha nacional y que se proyectará en el Festival de San Sebastián.
POR ALBERTO MORENO Vanity Fair
Hemos querido que este mes Irene Escolar
(Madrid, 1988) fuera una de nuestras cinco musas para el San Sebastián Issue
que ya está en todos los kioscos. Siguiendo la estela del icónico Hollywood
Issue que Vanity Fair USA publica cada marzo, nuestro único festival de cine
serie A se merece atención y respeto. Por ello comenzamos un ciclo de cinco
portadas digitales que irán ligadas a los proyectos que cada una de las
actrices presentarán en la ciudad del Urumea. Como colofón, Vanity Fair y
Armani Beauty se asociarán para celebrar la gran fiesta del certamen el próximo
29 de septiembre en Tabakalera.
El caso de esta actriz madrileña, procedente
de familia de actores, es uno de los más emocionantes que haya vivido cualquier
intérprete en el festival. “Después de participar con Un otoño sin Berlín en
2015 me llamaron para decirme que había resultado ganadora en Zinemira, pero no
la película, sino que me habían concedido un premio por mi trabajo”, cosa que
no había ocurrido nunca en esa sección. “Más adelante tuve la oportunidad de
ser jurado en la Sección Nuevos Directores en 2021, donde aprendí infinidad de
cosas”. Ahora mismo está de actualidad por protagonizar Las chicas están bien,
de la directora novel Itsaso Arana, que se ha reservado un papel en la función
(función, sí, porque el cine naturalista de Arana tiene un pie bien anclado en
lo teatral). Estrenada en salas comerciales el pasado 25 de agosto, tendrá una
segunda vida en la sección Made in Spain del certamen por ser una de las
propuestas más estimulantes de la cosecha nacional tras debutar en julio en el
festival checo de Karlovy Vary.
Tradicionalmente pegada a las tablas, a sus
34 años Escolar se muestra relajada, casi podría decirse ingrávida, después de
soltar el lastre de actriz solemne que la tenía casi maniatada. Esta nueva
década le ha permitido hacer análisis de su trayectoria y saber que a nadie se
debe más que a sí misma y que era quizá más la presión que ella se autoimponía
por el intento de honrar a su estirpe que lo que esperaba su público. Desde que
es consciente, Irene quiere divertirse. “Me siento tranquila y en paz por el
momento en que estoy ahora”, promete.
Siempre ha estado a disgusto con esa idea
creada alrededor de usted de actriz de prestigio.
He pasado un proceso de reflexión últimamente
y creo que ya no soy la misma que estaba en sus veintes y que para ser distinta
tampoco tengo que romper con nada, sino ser fiel a lo que soy y en lo que creo.
Yo pensaba que pertenecer a mi familia (es nieta de la actriz Irene Gutiérrez
Caba) no me había afectado, pero era inevitable. Llegué a hacer y a encarnar
muchas cosas que nadie me había pedido y eso te genera cierto peso, pero ahora
que lo he abandonado me siento mucho más ligera. Creo que la humildad y la
ligereza son un buen estado.
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