Bethania Guilamo
El domingo estaba en un vuelo, y cuando el avión estaba a punto de cerrar, una mujer le dice a un miembro de la tripulación que le asignaron un asiento regular que tiene otra persona.
La otra persona decía que no se iba a parar
porque también lo tenía asignado. A la mujer le ofrecieron que podían sentarse
en otro asiento vacío que quedaba, y no aceptó, incluso, que le devolvían el dinero pagado, o que le asignaban otro
vuelo, y ninguna de las alternativas ofrecidas una por una, fueron aceptadas
por la señora.
Pasaron como 15 minutos, y un señor sentado en el primer asiento, de
primera clase, el 1C que da al pasillo, se para y le dice al personal de la
tripulación, “Dele mi asiento y yo me siento en el que está vacío.”
Así mismo fue, el hombre se paró de su
asiento de primera clase y se sentó en uno que estaba vacío en la línea 20. La
mujer se sentó en el asiento.
Un miembro del personal le dice al hombre:
“Gracias, nosotros vamos a recompensar su gesto.” “ No es nada”; responde el
señor.” Y agrega, “Ella no quiere soluciones, sino joder y yo quiero llegar a
mi casa”.
Muchas veces nos encontramos con situaciones
donde la otra persona está más enfocada
en el drama egoico y la victimización, que en la solución.
En estos casos hay que ser asertivo, ir al punto y hacer lo
que se tenga que hacer, para salir de esa baja energía de control.
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