El cardenal Ángelo Bagnasco bendice el ataúd del niño de nueve años, Samuel Robbiano, quien falleció en el derrumbe del puente. |
Por VOA
Italia lloró el sábado con un funeral de
Estado a las víctimas del derrumbe de un puente en una autopista en la ciudad
de Génova, mientras equipos de rescate seguían buscando a las personas
enterradas bajo los escombros.
El martes, un tramo de 200 metros del puente
de Morandi se hundió y provocó la caída de decenas de vehículos a una altura de
50 metros, con un saldo de muertos de al menos 38 personas.
La misa por 19 de las víctimas se realizó en
el Centro de Exposiciones y Ferias de la ciudad portuaria del norte de Italia y
estuvo oficiada por el arzobispo de la ciudad, el cardenal Ángelo Bagnasco.
Pero algunas de las familias de las víctimas
boicotearon el evento y celebraron sus propios servicios privados, en señal de
protesta contra el Estado, considerado negligente en su papel de supervisar la
seguridad del puente de gestión privada.
Multitudinaria asistencia al funeral de las
víctimas del puente que colapsó en Génova, Italia.
El sábado por la mañana los equipos de
rescate encontraron otro coche bajo losas de hormigón. La brigada de bomberos y
la prefectura de Génova dijeron que era “compatible” con uno que supuestamente
llevaba a una familia de tres miembros, pero no se revisó el balance oficial de
muertos.
El gobierno declaró el sábado día nacional de
luto y estado de emergencia para Génova, uno de los puertos más grandes de
Italia.
Miembros de la brigada de bomberos, equipos
de rescate y la policía fueron recibidos con aplausos cuando entraron en el
centro de exposiciones, donde los ataúdes, incluido uno pequeño blanco para un
niño, se alineaban frente a un altar temporal.
“Estas
cosas no deberían suceder, pero desafortunadamente aún pasan. Ahora están
buscando a alguien a quien culpar, pero los muertos no pueden volver”, dijo
Giuseppe Rondinelli, amigo de una de las víctimas.
Jugadores de los dos equipos de fútbol de la
ciudad, Génova y Sampdoria, se sentaron entre la multitud, tras negarse a jugar
este fin de semana en señal de respeto. Familiares de los fallecidos
permanecían junto a los ataúdes, adornados con rosas blancas y amarillas.
Banderas albanesas cubrían dos ataúdes y la
chilena otros dos. Otro fue cubierto con recuerdos de fútbol.
“El
hundimiento del puente fue una herida en el corazón de Génova, es una herida
profunda”, dijo el arzobispo en su homilía.
El jefe de Estado de Italia, el presidente
Sergio Mattarella y el primer ministro, Giuseppe Conte, asistieron a la
ceremonia, así como el ministro de Transporte, Danilo Toninelli.
Un tribunal de Génova tratará de establecer
exactamente por qué se derrumbó el puente de 51 años, pero expertos dijeron que
una posible causa eran los problemas con los tirantes de cable recubiertos de
hormigón.
El desastre ha arrastrado a una tormenta política
a la operadora de la autopista de peaje Autostrade per l’Italia (ASPI),
controlada por el grupo de infraestructuras Atlantia. La firma gestiona el
tramo de la autopista A10 que une Génova con la frontera francesa.