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11 de octubre de 2023

Las cirugías estéticas aumentaron un 215% en ocho años sin que se evalúe la salud mental de los pacientes

 Los datos sobre las personas que acuden a las clínicas de cirugía estética no dan un veredicto claro sobre cuál es su estado mental al llegar, si mejoran después de la intervención o si las cifras al alza de estos tratamientos refleja alguna tendencia sobre la salud mental, en España y en el mundo. Sobre todo, porque esos datos no abundan, ya que los cirujanos estéticos no realizan una evaluación de este tipo a sus pacientes. “Los cirujanos no hacemos test que midan la salud mental”, reconoce Isabel de Benito, presidenta de SECPRE. “Evaluamos a la persona en una conversación normal, por eso son tan importantes las primeras visitas”, cuenta. En su opinión, “el 90% de las personas que se operan de una cirugía estética son personas que no tienen ninguna patología, que piden cosas razonables y atienden a las indicaciones del especialista. Luego hay un porcentaje pequeño de personas que tienen trastornos de autopercepción, pero son una minoría”, asegura.

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Sin embargo, hay estudios que sí encuentran mayores problemas mentales entre los pacientes de las clínicas de estética. En una revisión de estudios de 2022 sobre el impacto psicológico de la cirugía estética liderado por Albert Losken, de la Universidad Emory, en Atlanta (EE UU), se apunta que entre los pacientes que se someten a operaciones estéticas hay una mayor incidencia de trastornos del ánimo en comparación con personas que se someten a otro tipo de cirugías. En un estudio danés de 2004, se observó que las mujeres con implantes de mama experimentaban una mortalidad mayor que la población general, debido, en parte, a que multiplicaban por tres la tasa de suicidio. Respecto al trastorno dismórfico corporal (trastorno obsesivo por una preocupación exagerada por la percepción propia), que sufren de media menos del 3% de las personas, puede llegar a un 23% entre quienes buscan una intervención estética, según un estudio de investigadores iraníes.

“Hay un porcentaje pequeño de personas que tienen trastornos de autopercepción, pero son una minoría”. Isabel de Benito, presidenta de la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética

La revisión de Losken muestra trabajos en los que se ve cómo la imagen corporal y el estado de ánimo mejoran tras algunas intervenciones. En un estudio de Nikolaos Papadopulos, de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), el 37% de los pacientes tenían depresión moderada antes de operarse y esa cifra descendió al 9% después de la intervención. Pero otras investigaciones que analizaron otras intervenciones, apunta Losken, “han mostrado un empeoramiento de los síntomas depresivos y de ansiedad que nos recuerdan que esta área de la cirugía plástica necesita más investigación”. En este mismo trabajo se señala que además de la escasez de estudios, muchos son antiguos, anteriores a los cambios tecnológicos de la última década, que puede haber cambiado el panorama por completo. El investigador, no obstante, considera importante recordar que “todos los pacientes estéticos son, en efecto, pacientes psiquiátricos”, una cita que recoge de un artículo de 1949.

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