-Por Andrés Tovar El Caribe
Durante la administración Biden, la guerra en Ucrania fue
un momento de galvanización para lo que se puede describir como el “Occidente”
geopolítico: las naciones e instituciones que han dado forma a la alianza
transatlántica durante décadas. Estados Unidos aumentó la ayuda para la defensa
de Ucrania, pero también ayudó a coordinar la respuesta de Europa. La OTAN
reforzó sus capacidades y amplió su membresía. La Unión Europea dio la
bienvenida a millones de refugiados ucranianos y reunió enormes sumas de ayuda
financiera para Kiev, mientras los líderes occidentales defendían sus valores
compartidos en defensa de la soberanía de Ucrania y la democracia en conflicto.
Ese apoyo puede continuar, pero posiblemente sin Trump,
que nunca ha dado mucha importancia a las alianzas tradicionales de Estados
Unidos. Considera a la Unión Europea una amenaza para los intereses
estadounidenses y a la OTAN un club de socios menores delincuentes. Y apenas
ayer lanzó nuevas advertencias.
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