Análisis por German Padinger CNN Español
El fin de semana pasado el Comando Norte de Estados
Unidos anunció el despliegue “cerca de la frontera sur” del USS Gravely, un
destructor de la clase Arleigh Burke que recientemente operó en el mar Rojo en
operaciones contra los hutíes en Yemen.
“El despliegue del USS Gravely contribuirá a la misión en
la frontera sur del Comando Norte de EE.UU. como parte del esfuerzo coordinado
del Departamento de Defensa en respuesta a la Orden Ejecutiva Presidencial”,
dijo el general Gregory Guillot, jefe del Comando Norte. “La capacidad de
navegación marítima del USS Gravely mejora nuestra capacidad de proteger la
integridad territorial, la soberanía y la seguridad de Estados Unidos”.
Por su parte, Claudia Sheinbaum, presidenta de México,
aseguró el miércoles que el destructor estadounidense operará en aguas
internacionales, no en aguas territoriales mexicanas, y que su despliegue fue
informado con antelación a México.
Además de su dotación usual, a bordo del USS Gravely se
encuentra también personal de la Guardia Costera de EE.UU. especializado en
misiones contra piratería y terrorismo, así como también control migratorio,
dijo el Comando Norte.
Crece el despliegue con un segundo destructor
Este jueves, un funcionario estadounidense dijo a CNN que
un segundo destructor de la Armada será desplegado en zonas cercanas a la
frontera sur de Estados Unidos.
Aunque buques de la Armada de EE.UU. suelen realizar
operaciones contra el narcotráfico en aguas del mar Caribe, es inusual que se
desplieguen dos naves al mismo tiempo y en la frontera sur. Esto muestra un
intento del Gobierno de Trump de aumentar la presencia militar en una zona que
ya posee gran importancia geopolítica.
De hecho, la Flota del Pacífico de la Armada de Estados
Unidos tiene su base en la ciudad de San Diego, precisamente a pocos kilómetros
de la frontera y la ciudad mexicana de Tijuana.
Los buques de la clase Arleigh Burje tienen unas 9.000
toneladas de desplazamiento y forma la numerosa base de apoyo de la Armada, en
servicio de los gigantescos portaaviones de propulsión nuclear que son un
símbolo del poder militar estadounidense.
Están armados con misiles guiados, misiles antiaéreos,
cañones y torpedos; y diseñados para cumplir una amplia variedad de misiones,
desde escolta de estos portaaviones y combate contra otros buques de
superficie, a defensa aérea general y caza de submarinos, entre muchas otras.
Cuentan con una tripulación de más de 300 marineros, y
puede navegar a un velocidad superior a 55 kilómetros por hora.
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