Santo Domingo.- El 30% de la población adulta dominicana padece de obesidad y más del 60% tiene sobre peso, de acuerdo con estadísticas del Ministerio de Salud Pública y la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades no Transmisibles.
La información la ofreció la doctora Lourdes Jiménez,
médico nutrióloga, especialista en nutrición para epilepsia refractaria y
enfermedades neurometabólicas de Hospiten Santo Domingo, a propósito de
conmemorarse el pasado 4 de marzo el Día Mundial de la Obesidad.
La doctora informó que los grupos con mayor proclividad a
padecer de obesidad son los adultos jóvenes, las mujeres y la población de
bajos ingresos, “afectados por factores como el sedentarismo, el entorno en que
se desarrolla, costumbres familiares y la disponibilidad de opciones
comestibles poco saludables que impactan positiva o negativamente en el
desarrollo de la obesidad”.
“Hay que destacar que la obesidad no es solo una
acumulación excesiva de grasa corporal, sino una enfermedad compleja que
aumenta el riesgo de múltiples problemas de salud, incluyendo enfermedades
cardíacas, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, y apnea del sueño, entre
otras enfermedades”, precisó la doctora Jiménez.
De acuerdo con la doctora Jiménez la obesidad afecta la
salud mental y la autoestima de las personas, y aumenta el riesgo a sufrir de
ansiedad, depresión y aislamiento social debido al estigma del peso.
“Existe una relación bidireccional entre obesidad y
bienestar emocional, donde los problemas psicológicos pueden influir en la
alimentación y viceversa, por lo que es necesario para el tratamiento darle un
enfoque integral que incluya apoyo psicológico y educación nutricional”,
precisó.
Sin embargo, la doctora Jiménez considera que, para
reducir la brecha en salud nutricional, es fundamental promover e incentivar la
actividad física desde la infancia, la educación nutricional, mejorar el acceso
a alimentos saludables y regular la publicidad de los productos ultra
procesados.
Para mejorar la relación emocional con la comida,
recomendó identificar los desencadenantes emocionales, buscar apoyo profesional
y definir la comida como una fuente de nutrición y bienestar, “evitando usarla
como un mecanismo para manejar las emociones”.
Definió el " binge-eating " o Trastorno por
Atracón como un desorden alimenticio caracterizado por episodios de ingesta
excesiva de comida en un corto período, acompañados de sensación de pérdida de
control y sentimientos de culpa, por lo que es importante “evitar dietas
restrictivas que puedan generar ansiedad y conducir a episodios de atracones”.
Explicó la diferencia entre dieta y comer balanceado,
indicando que la primera implica tener un plan alimenticio con reglas
específicas para lograr un objetivo, como bajar o aumentar de peso, o para
tratar una condición.
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