Entraban apresurados, los turistas, como si temieran quedarse fuera o perderse algún asiento, como si asistieran a algún extraordinario concierto de alguna estrella artística de renombre mundial, como si aquel teatro fuera parte esencial del disfrute de sus vacaciones.
Y entre ellos, abriéndome paso…, yo, con apenas las experiencias de ballets de quinta y la frustración callada de esos bailes de hoteles que parecen ser “tan sólo para entretener” pero que provocan ganas de hacer un “haga cadabra” y acelerar la segundera del reloj para que termine pronto; caminé escéptico.
Sólo me dio tiempo a cotejar la silla y justo al momento de sentarme, ¡!flash!...,
Apagaron las luces. El “is show time” en cinco idiomas desató el aplauso de inicio. Y en fracciones de segundos me encontré frente al más asombroso escenario de los teatros hoteleros en Bávaro.
El escenario: impresionante, colorido, amplio, con un juego de luces profesionales que me obligaron cruzar las piernas y sentirme pequeñito ante aquel majestuoso escenario.
El sonido: impecable, agradable y fiel.
El animador: con el profesionalismo, la fluidez de la voz, y la firmeza que requiere un presentador para hacer que nos creamos que realmente el mejor de los shows de Bávaro está por comenzar.
Los visitantes se ponían de pies, gritaban, aplaudían..., se mostraban impactados. Las caras de satisfacción de los turistas me hicieron sentir orgulloso de ser de aquí.
La caracterización: un dominicano embelesado, se me acercó y susurro: “canta muy bien la trigueña”, y quisiera presumir que le corregí diciendo que se trataba de una imitación, pero era tan perfecta que, tan sólo levanté una ceja y la observé muy fijo...,
Entre tanto, se conjugaban en un mismo show el arte, la cultura, lo estéticamente depurado y la armonía de un trabajo que evidencia la sinergia de un equipo que transmite lo que baila, lo que actúa o ¿canta?...,
Mi tristeza: Yo me preguntaba del por qué otros hoteles no adoptaban esta impresionante manera de provocar la alegría y motivación del turista, ni admitimos que el turismo además playas, piscina y buena gastronomía tiene como responsabilidad un entretenimiento de calidad y convertirlo en un desafío de satisfacción al visitante, que de seguro está incluido en listado de “cosas que no olvidaré de mis vacaciones en Bávaro”.
Las modelos y bailarines: tal como las exige el escenario. Con la personalidad estética para vender al país como una isla de mujeres bellas, y con el profesionalismo que demuestra disciplina, esfuerzo y trabajo duro para conseguir sorprender.
Sí que fue un show verdaderamente impresionante…,
“¿Por qué otros hoteles no adoptaban esta impresionante manera de provocar la alegría y motivación del turista, que no sólo busca playas, piscina y buena gastronomía?”
Tanto que, al terminar uno de los bailes, mientras salían del escenario para cambiar vestuario y pasar a un nuevo número, mientras el juego de luces manejadas con maestría iluminó de repente el nombre de IFA Villas Bávaro, tan sólo me surgió la frase:
“El mejor de show artístico y cultural de Bávaro”.
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