Domingo, 30 de septiembre, 2012
Han partido de este mundo seres extraordinarios, que, sin importar si les conocimos mucho, poco o nada, nos han conmovido con su partida.
Olga Quisqueya Martínez Bello
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De los que tuvimos la dicha, en lo personal, de tratar y aquilatar su sapiencia y calidad humana, apenas este viernes 28, perdimos a don Reginaldo Atanay, periodista de los de antaño, que a pesar de los años y la distancia vivía pendiente de todo lo que sucedía en este, su terruño.
Murió luego de sufrir un infarto en la madrugada del martes y desde ese día estuvo grave en intensivo, sometido a por lo menos una operación, conectado a una máquina que le permitía respirar hasta las 6:30 de la tarde del viernes 28, cuando dejó de existir, en el Hospital de la localidad de Miami donde residía desde hace pocos meses.
A comienzo del mes, Atanay nos había avisado que en el próximo viaje a nuestro país, él y doña Luz, su esposa, vendrían a casa a compartir un cafecito y echar "un conversa’o", con mi mamá y conmigo. Varias veces se había pospuesto ese conversa’o, pero estábamos dispuestos a que por fin, ahora si se iba a realizar.
!Cuanta falta nos hará a quienes disfrutábamos de sus conversaciones, fuesen personales o por internet! O de sus artículos llenos de anécdotas, de vivencias, consejos, recomendaciones y sobre todo, de positivismo.
Según él, nada ocurría por casualidad, algo que quedamos en conversar en una de esos conversaos que pensábamos tener, pues el tema es bien profundo y difícil de entender para alguien como yo, que no profundizo en ciertas cosas.
Ahora, que se nos fue, así de sorpresa y todavía lleno de planes, sueños y esperanzas, menos me explico las cosas de la vida y más impotentes nos encontramos para asimilarla.
Solo nos resta unirnos al dolor de doña Luz, su familia, los compañeros, lectores, admiradores y no admiradores, que tenemos que coincidir en el valioso, valeroso y admirable ser humano que en vida fue REGINALDO ATANAY y en el enorme vacío que nos deja su partida.
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