El análisis,
firmado por el especialista Pedro Ramírez Slaibe en el portal Acento, advierte
que, si el modelo actual de capitación única se mantiene sin cambios
significativos, el sistema enfrentará una brecha acumulada de financiamiento
superior al 15% en apenas tres años, producto de un crecimiento de costos
médicos (estimado en 10% anual) muy por encima del ajuste por inflación
contemplado en el esquema vigente.
Este tipo de
advertencias técnicas refuerzan la validez de la reciente resolución del
Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), que establece un ajuste al per
cápita del régimen contributivo, basado en criterios demográficos. La medida,
aplaudida por actores como la SISALRIL y respaldada por ADARS, marca el inicio
de un proceso correctivo histórico, que busca reequilibrar el sistema sin
afectar a los afiliados.
“No se trata
solo de cuánto gastamos, sino de cómo distribuimos ese gasto”, cita el
artículo, al tiempo que cuestiona la rigidez del modelo actual para responder a
la creciente complejidad del sistema. En ese sentido, plantea como urgentes
medidas como la capitación ajustada por riesgo, observatorios de costos,
mecanismos de compensación inter ARS y fortalecimiento institucional.
Las
conclusiones del análisis coinciden con la postura técnica que muchas voces del
sector vienen reclamando: la necesidad de abandonar el modelo único de tarifa
plana y avanzar hacia esquemas diferenciados que reflejen la realidad
epidemiológica y demográfica de la población afiliada.
En este mismo
sentido, la resolución emitida instruye a la SISALRIL a impulsar acciones
estratégicas para el control de costos relacionados con tecnologías y
medicamentos, alineándose con las recomendaciones del artículo. Entre los
principales retos estructurales identificados se encuentran:
(1) la
redefinición del modelo de atención ambulatoria hacia redes de primer nivel más
resolutivas,
(2) la
implementación obligatoria de un sistema de evaluación de tecnologías
sanitarias (ETS) para todo nuevo medicamento o procedimiento que se incorpore
al Plan Básico, y
(3) el diseño
de una política farmacéutica nacional articulada con PROMESE/CAL, que limite la
dispersión de precios y fomente la prescripción racional.
Según
estimaciones técnicas citadas en el artículo, la aplicación efectiva de estas
tres medidas podría reducir entre 1.5 y 2 puntos porcentuales la tendencia
médica anual, lo que representaría un ahorro acumulado del 5 al 6 % del gasto
total proyectado para 2028.
El respaldo a
la resolución del CNSS por parte de ADARS se enmarca precisamente en esta
visión de largo plazo, en la que las decisiones técnicas, cuando se toman con
responsabilidad y visión de país, permiten corregir inequidades sin generar
impactos negativos para la población.

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