Así lo explicó la doctora Yahidee
Belén, endocrinóloga de Hospiten Santo Domingo, quien explica que la enfermedad
puede aparecer en cualquier edad, “pero el rango más frecuente está entre los
40 y 60 años”.
Explicó que la tiroides es una
glándula situada en la cara anterior del cuello con forma de mariposa cuya
función es producir y liberar hormonas tiroideas, que se encargan de regular y
mantener los múltiples procesos metabólicos del organismo.
Belén dijo que pese a no haber
forma de prevenir algunas enfermedades tiroideas, hay medidas en el estilo de
vida que pueden prevenir su afectación, como evitar la exposición y el consumo
de cigarrillo, exposición a metales pesados y niveles mínimos de estrés.
También -aseguró- la realización
de ejercicios, llevar una alimentación balanceada, rica en vegetales, proteínas
y carbohidratos, eliminando el consumo de alimentos ultra procesados como los
embutidos, y consumir sal yodada, ya que este elemento es vital para un
adecuado funcionamiento de la glándula tiroides.
La afección de la Tiroides puede
producir deficiencia o exceso de yodo como fuente alimentaria, causada por
medicamentos como la amiodarona, desinfectantes de la piel, medios de contraste
radiográfico, productos cosméticos con eritrosina, y algunos productos con
colorante rojo que contiene yodo.
“La formación y acción de las
hormonas tiroideas implican procesos metabólicos del yodo, mecanismos de
formación hormonal que suceden dentro y fuera de la glándula tiroidea, que se
miden mediante la prueba a la hormona triyodotironina (T-3) y la hormona
tiroxina (T-4) que funcionan coordinadas para regular el uso de la energía del
cuerpo”, explicó Belén.
Ambas hormonas -dijo- son
influidas por la glándula hipófisis, responsable principal de la síntesis,
secreción, acción y almacenamiento de hormona tiroidea, siendo necesario el
análisis de sangre TSH para determinar los niveles altos o bajos de yodo.
La Tiroides necesita yodo para
producir sus hormonas, por lo que la falta o exceso de yodo en la dieta puede
hacer que la Tiroides deje de funcionar adecuadamente, manifestó.
La doctora Belén indicó que, para
diagnosticar padecimiento de tiroides, el médico examina y palpa el cuello de
la persona para determinar el aumento de tamaño de la glándula o si presenta
protuberancia.
“Es necesario -explicó- realizar
sonografía de tiroides para medir su tamaño, determinar la presencia de
nódulos, si el crecimiento es sólido o bien si está lleno de líquido
(quístico), evaluar las características del nódulo y la vascularización de la
glándula tiroidea. También hacer estudios más especiales como una gammagrafía o
una biopsia”.
Además, dijo Belén, para valorar
el funcionamiento de la glándula tiroides hay que medir las concentraciones de
hormonas en la sangre, para determinar los niveles de TSH, T3 y T4, ya que la
concentración sanguínea de hormona estimuladora del tiroides es el mejor
indicador del funcionamiento de la glándula tiroidea.